Trump debe atender campaña y problemas jurídicos a la vez

Cuando Donald Trump ingresó a un tribunal de Manhattan el martes por la tarde, su usual bravuconería había sido reemplazada por ira evidente y un silencio notable, en un momento en que el expresidente de Estados Unidos estaba reducido a ser una persona acusada de cometer delitos que se encontraba bajo custodia.

Para cuando regresó a su mansión de Mar-a-Lago unas horas después, estaba listo para desahogarse.

“El único delito que he cometido es el de defender intrépidamente a nuestra nación de los que intentan destruirla”, declaró el exmandatario —el primer expresidente del país en ser imputado— ante una multitud de cientos de simpatizantes leales.

Trump realizó una transformación improbable al pasar de ser un astro de reality shows a presidente de Estados Unidos, aprovechando el resentimiento de los electores republicanos desilusionados con el establishment político. En un momento en que lucha por volver a la Casa Blanca, Trump y su campaña albergan esperanzas de que su lectura de cargos servirá como una consigna que estimulará el apoyo que esos mismos votantes le dan. Ya ha recaudado millones de dólares gracias a esta noticia.

Es un enfoque que pondrá a prueba el refrán de Trump de que “toda publicidad es buena publicidad”, pues sus antecedentes de hacer durante décadas que el mundo se doblegue a su voluntad chocan con la fría realidad jurídica.

Trump, favorito para obtener la nominación a la candidatura presidencial republicana, enfrenta ahora la perspectiva sin precedentes de montar otra campaña para llegar a la Casa Blanca mientras al mismo tiempo tiene que vérselas con un juicio por cargos derivados de pagos para acallar a mujeres durante su campaña de 2016. Sigue bajo investigación en Georgia y Washington, lo cual podría obligarlo a tener que atender varios juicios en diversas jurisdicciones, todo ello desenvolviéndose mientras los republicanos inician sus votaciones para elegir a su próximo nominado.

Entre tanto, los rivales de Trump en pos de la nominación republicana a la presidencia están pasando apuros para poder salirse de su sombra siempre creciente, incluso mientras los procesos judiciales generan serios interrogantes en torno a la viabilidad del exmandatario para ganar unas elecciones generales.

“Muchas veces en que se tiene a un candidato que está en problemas, se crea una distracción”, dijo John McLaughlin, encuestador de la campaña de Trump. “Están encausando a Trump, Trump se lleva todos los titulares y la cobertura de los medios”.

Aunque la mayoría de los demandados considerarían que un arresto es una humillación que debe ser manejada discretamente, Trump —un hombre que siempre ha deseado intensamente ser sujeto de los reflectores de los medios— lo aprovechó como una oportunidad de relaciones públicas y recaudación de fondos, promoviendo sonoramente su itinerario y publicando una narración de los sucesos momento a momento en redes sociales.

“Voy al Bajo Manhattan, al tribunal. Parece tan surrealista… guau, me van a arrestar. No puedo creer que esto esté sucediendo en Estados Unidos. ¡Devolvamos la grandeza a Estados Unidos!”, escribió en su red social Truth Social mientras su caravana de vehículos se dirigía al tribunal y helicópteros de noticias que sobrevolaban captaban cada uno de sus movimientos.

Su campaña promocionó aún más su presentación en la corte en sus solicitudes para recaudar fondos. “Mi último correo electrónico antes de mi arresto”, decía una.

Mientras Trump se encontraba a puerta cerrada en la corte para que lo ficharan y le tomaran sus huellas digitales, su campaña comenzó a promocionar un “nuevo artículo” para los donantes: una camiseta estampada con una “fotografía policial” de Trump en blanco y negro que había sido manipulada, acompañada por una tabla exagerada de estatura y las palabras: “inocente”.

En realidad, a Trump no se le tomó una foto policial el martes —una de varias excepciones al procedimiento operativo normal que se le hicieron al expresidente_, lo que subraya el contraste entre la imagen que él esperaba proyectar y su presentación real ante el juez, en la que enfrentó 34 cargos graves de primer grado de falsificar registros contables de su compañía.

Tras ser sorprendido con la guardia baja por los cargos, Trump se veía inconfundiblemente lívido al salir de la Torre Trump el martes por la tarde y llegar al tribunal del Bajo Manhattan. Tenía un aspecto impávido y silencioso al ingresar solo a la corte, y él mismo empujó la puerta.

“¿Cuál esperan que haya sido su reacción?”, dijo Todd Blanche, abogado de Trump, afuera del tribunal inmediatamente después de la audiencia. “Él está frustrado, está molesto. Pero les diré una cosa: está motivado. Y (la imputación) no va a detenerlo. No va a hacer que reduzca su ritmo”.

Durante la audiencia, Trump se veía apagado. Pasó todo el proceso escuchando en su mayor parte, y sólo pronunció 10 palabras en total, entre ellas “inocente”, “sí”, “gracias” y “entiendo”. En un momento dado, después de una discusión con respecto a si uno de sus abogados podría tener un conflicto de interés, el juez le dijo a Trump que él tenía derecho a ser representado por alguien libre de conflictos de interés, y se le preguntó si estaba al tanto de eso. La respuesta de Trump fue tan apagada que el juez se llevó la mano a la oreja, en un indicio de que no había escuchado la respuesta. “Sí”, ofreció entonces el exmandatario.

Antes de la audiencia, Trump se negó a hablar con los reporteros en el lugar, según se preveía.

“Está enojado”, dijo Barbara Res, exempleada suya durante largo tiempo que fue una vicepresidenta en la Organización Trump, con respecto al expresidente tras ver el proceso judicial. “Tiene una mirada en su rostro y ya he visto esa mirada. Esa mirada es: ‘Te voy a matar’”.

De acuerdo con personas con las que habló en los últimos días, a Trump se le había visto resignado y enojado mientras procesaba la realidad de los cargos pendientes, que permanecieron precintados hasta la audiencia.

“Está enojado. Está frustrado, pero está consagrado a derrotar esto”, dijo la representante republicana Marjorie Taylor Greene, que se presentó en un mitin pro-Trump en la acera al otro lado de la calle en la que se encuentra el tribunal en Nueva York y acompañó al exmandatario en Mar-a-Lago el martes por la noche.

El martes en el tribunal, se dijo que Trump presentaba un aspecto firme y tranquilo, enojado por lo que está ocurriendo, pero también complacido por el tratamiento respetuoso que recibió de parte de los funcionarios de la corte, el Servicio Secreto y personal de la fiscalía de distrito.

“Los grandes patriotas dentro y fuera del tribunal el martes fueron increíblemente amables, de hecho, no podrían haber sido más amables”, declaró Trump en un comunicado. “Los asistentes de la corte, agentes de policía, y otros fueron todos muy profesionales, y representaron sumamente bien a la ciudad de Nueva York. ¡Gracias a todos!”

Después de la audiencia, Trump voló directo de vuelta a su casa en Florida, donde pronunció un discurso lleno de agravios a la hora de mayor audiencia, volviendo a criticar a la fiscalía y al juez que preside el caso a pesar de que horas antes había sido reprendido por su uso de retórica incendiaria.

Sus asesores habían reunido a una multitud de cientos de sus simpatizantes más leales. De cierta forma, la escena se sentía más como un lanzamiento de campaña que el anuncio apagado que llevó a cabo en esa misma sala en noviembre, en esta ocasión con un público animado que lo vitoreaba. Después de su discurso se reunió con sus partidarios en una recepción en la terraza de Mar-a-Lago en la noche.

De hecho, Trump fue tan lejos que incluso insistió que había sido un “gran” día durante una llamada telefónica para oraciones “de emergencia” después de que salió del tribunal.

“Estamos ganando. De hecho, hoy tuvimos un gran día, porque (la imputación) resultó ser una farsa”, declaró, según el audio.

Trump tendrá que presentarse de nuevo en el tribunal en diciembre para una audiencia, aunque sus abogados han solicitado que sea eximido de asistir debido a las extraordinarias medidas de seguridad que es necesario implementar. Los fiscales le pidieron al juez que establezca un juicio para enero, tan sólo unas semanas antes de que se emitan los primeros votos en las primarias presidenciales republicanas de 2024. Los abogados de Trump dijeron que sentían que una fecha más realista para empezar sería en la primavera del año próximo, una época en que en teoría Trump podría haber asegurado la nominación republicana, o estar en medio de una intensa refriega en las primarias.

Se desconoce cómo repercutirán los cargos a largo plazo, especialmente si Trump enfrenta imputaciones adicionales en Georgia y Washington, donde los fiscales están investigando sus intentos para revocar los resultados de las elecciones de 2020 y la forma en que manejó documentos gubernamentales secretos. Trump ya ha perdido el apoyo de muchos electores, en especial mujeres de suburbios, que lo abandonaron en 2020.

Un sondeo de CNN llevado a cabo después de que se diera a conocer la noticia de la lectura de cargos, pero antes de que el documento judicial fuera desprecintado, halló que, aunque el 60% de los adultos estadounidenses aprueban la decisión de presentar cargos en contra de él, una mayoría —aproximadamente tres cuartas partes— creen que la imputación estuvo motivada, al menos en parte, por la política.

“A corto plazo, creo indudablemente que hará que más electores de centro-derecha respalden al presidente Trump”, dijo Scott Walker, exgobernador de Wisconsin que compitió contra Trump en las primarias republicanas de 2016. “¿Quién hubiera pensado jamás que una imputación pudiera ser algo que no fuese negativo?”

McLaughlin, el encuestador de Trump, dijo que ha hallado que los votantes de las primarias republicanas están respaldando al expresidente.

“(La imputación) está haciendo que la gente se enoje aún más”, señaló. “Tienen un candidato que es ahora el favorito para ser presidente… y está siendo imputado por algo que ellos no comprenden”.