Obstaculizan que Pentágono enrole inmigrantes

AP
Washinton Hispanic

El endurecimiento de las políticas de inmigración del gobierno del presidente Donald Trump ha obstruido los planes del Pentágono de reanudar un programa que permitía a miles de extranjeros con cruciales conocimientos médicos o lingüísticos enrolarse en el ejército y naturalizarse estadounidenses, según funcionarios federales.

El programa que data de hace una década está suspendido desde 2016 a causa de las preocupaciones relacionadas con una deficiente revisión de los antecedentes de los reclutas inmigrantes, y la posibilidad de que amenazas a la seguridad se cuelen mediante el sistema. Las autoridades de Defensa reforzaron la revisión de antecedentes de los reclutas y tenían previsto reanudar el programa en septiembre.

Sin embargo, una barrera imprevista surgió cuando autoridades de Seguridad Nacional dijeron que no podrían proteger a los nuevos reclutas inmigrantes de la deportación cuando expiraran sus visas temporales después de firmar el contrato para enrolarse en las fuerzas militares, dijeron las fuentes, que solicitaron el anonimato porque no estaban autorizadas a hacer declaraciones públicas sobre discusiones internas.

El programa se llama Ingreso Militar Vital para el Interés Nacional (MAVNI por sus siglas en inglés). Los planes para reanudarlo contaban con el aval del secretario de Defensa, Jim Mattis, quien cree que los extranjeros pueden aportar habilidades y conocimiento lingüístico y cultural a las fuerzas militares.

Mattis, quien participó en varias guerras, peleó al lado y como superior de personas extranjeras, y cree que su servicio aumenta la letalidad de la fuerza de combate de Estados Unidos, según los funcionarios.

El jefe del Pentágono dijo a la prensa a finales del mes pasado que el programa está diseñado para enrolar a inmigrantes con habilidades que se necesitan. “Necesitamos y queremos que todo patriota calificado esté dispuesto a servir y sea capaz de servir”, declaró Mattis. En ese entonces afirmó que la dependencia a su cargo trabajaba con diligencia para abordar los problemas de verificación de antecedentes.

Cuando le preguntaron sobre estos desarrollos, la mayor de la Fuerza Aérea, Carla Gleason, una portavoz del Pentágono, dijo que “las habilidades únicas que estos individuos aportan es una de las razones por las que las fuerzas militares de Estados Unidos son la principal fuerza de combate del mundo”. No hizo declaraciones sobre las discusiones internas para reanudar el programa.

Las fuentes próximas a las discusiones dijeron que el Departamento de Seguridad Nacional (DHS por sus siglas en inglés) dijo al Pentágono que no estará en condición de firmar acuerdo alguno que impida la deportación de los reclutas inmigrantes incluidos en el programa.

En años anteriores, el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos usaba un proceso informal para darles protección a los reclutas del MAVNI cuando sus visas expiraban porque entraban al servicio militar.

Trump ha hecho de los controles de la inmigración, tanto legal como ilegal, elementos importantes de su gobierno, y el Congreso incluyó nuevas restricciones en la iniciativa de gasto de defensa de 2019 para limitar a 1.000 el número de estos reclutas por año a cada rama militar.

Al preguntarle sobre el tema, un funcionario del DHS dijo que los reclutas sin estatus migratorio legal serían objeto de deportación, pero que cada caso sería revisado individualmente. El funcionario habló bajo condición de anonimato para poder discutir deliberaciones internas.

En lo últimos 10 años, las fuerzas armadas estadounidenses han reclutado a más de 10.000 inmigrantes a través del programa.

Desde la suspensión del programa en 2016, cientos de inmigrantes han quedado estancados en el proceso de admisión, y esperan un año o más para pasar por el nuevo proceso de revisión de antecedentes.

Decenas de inmigrantes reclutados fueron dados de baja o se les rescindieron sus contratos debido al rezado, lo que derivó en quejas y demandas.