Ataque de Trump contra el derecho de suelo desafía identidad estadounidense, dicen analistas

El plan de Donald Trump de poner fin al derecho a la ciudadanía por nacimiento podría remodelar fundamentalmente a Estados Unidos, dijeron analistas este martes, dado que anula un principio que ha sostenido el país por más de 150 años.

 

Luego de ser juramentado, el republicano arrancó su mandato disparando una serie de órdenes ejecutivas destinadas a reducir la migración y a cambiar la forma en que Estados Unidos determina quien puede vivir en su territorio.

 

Una de las que más llamó la atención fue la dirigida al derecho de suelo, contemplado en la 14ª Enmienda de la Constitución de Estados Unidos que le garantiza la ciudadanía a quien nazca en el país.

 

«Todas las personas nacidas o naturalizadas en los Estados Unidos, y sujetas a su jurisdicción, son ciudadanos de Estados Unidos y del estado en el que residen», reza el documento, ratificado en 1868 cuando Estados Unidos intentaba recomponerse tras la guerra Civil.

 

De aplicarse, la orden impediría la emisión de pasaportes, certificados de nacimiento u otros documentos a los niños cuyas madres están en el país de forma ilegal o temporal, y cuyo padre no sea un ciudadano estadounidense o residente permanente.

 

Gil Guerra, analista de inmigración del think tank Niskanen Center, dijo que la noción del derecho a la ciudadanía por nacimiento es una característica definitoria del experimento estadounidense.

 

El hecho de que todas las personas que nacieron aquí tengan un interés real en el país galvaniza un sentido de cohesión que no existe en otros sistemas, explica.

 

«Ayudó a la asimilación, al darle a la gente que nació aquí un sentido inmediato de pertenencia», dijo a la AFP.

 

«Creo que lo que la gente a veces pasa por alto es que esto también coloca responsabilidades en los hijos de los inmigrantes para verse a sí mismos como estadounidenses, y ser patrióticos».

 

Ese sentido de pertenencia y responsabilidad alimenta el orgullo férreo que los estadounidenses sienten por su bandera, su himno nacional e instituciones como sus Fuerzas Armadas.

 

Precarizar esto podría tener implicaciones para la estabilidad social, opina Guerra.

 

Estados Unidos no ha sufrido históricamente por los focos de separatismo que aquejan a otras potencias mundiales, como Rusia, en donde grupos de la población no sienten pertenencia.

 

«Estados Unidos ha conseguido evitar eso por completo, porque nuestra identidad política por siglos se ha centrado en la premisa de que si naces en Estados Unidos, eres estadounidense», dijo Guerra.

 

– Corte Suprema –

 

Aaron Reichlin-Melnick, miembro del American Immigration Council, dijo que la 14ª Enmienda era «cristalina», y que enturbiar las aguas podría tener implicaciones para las personas más allá de los bebés hijos de migrantes indocumentados.

 

«Antes sólo necesitabas un certificado de nacimiento que probara que habías nacido aquí (…) Ahora tendrás que mostrar más documentos sobre la ciudadanía de tus ancestros y tus padres», le dijo a la AFP.

 

«Eso dificulta la vida de todo el mundo».

 

Los seguidores de Trump que temen a los cambios demográficos de su país se quejan a veces de que los recién llegados y sus hijos aprovechan recursos que de otra forma serían para la población ya establecida.

 

Pero, según Guerra, el enfoque expansivo de la ciudadanía que Estados Unidos adoptó históricamente beneficia precisamente a esa población, la ya establecida, cuya propia tasa de natalidad está en picada, al permitirle contar con suficientes personas en edad laboral para financiar los programas de seguridad social y hacer los trabajos que una economía dinámica requiere.

 

La ventaja demográfica de Estados Unidos es también crucial en tiempos de guerra.

 

No «tener una población joven que pueda potencialmente servir en el Ejército, en momentos de conflicto (…) podría potencialmente amenazar a Estados Unidos», comenta.

 

La orden ejecutiva de Trump enfrentó resistencia legal de inmediato.

 

Una coalición de organizaciones en defensa de los derechos de inmigrantes demandó el mismo lunes a la administración entrante para bloquear esta medida, en tanto que 22 estados -incluyendo California y Nueva York- también acudieron a la justicia este martes con la misma finalidad.

 

El tema probablemente sea dirimido en la Corte Suprema.

 

Aunque algunos analistas creen que los esfuerzos de Trump serán en vano, otros piensan que la mayoría conservadora en la Corte Suprema, de 6 a 3, con tres de ellos apuntados por Trump en su administración anterior, puede tener otras ideas.

 

«No creo que sea inconcebible» que mantengan la orden ejecutiva en pie, dijo la profesora de derecho Amanda Frost, de la Universidad de Virginia, en entrevista con el New York Times.

 

«Las cosas están cambiando».