Arrojan gas a migrantes que intentan cruzar hacia EEUU

AP
Washinton Hispanic

Agentes fronterizos estadounidenses lanzaron gas lacrimógeno contra cientos de migrantes que protestaban el domingo cerca de la frontera con México después de que algunos intentaron saltar la cerca con alambre de navajas que separa ambos países.

En consecuencia, las autoridades estadounidenses cerraron el cruce fronterizo de mayor tránsito hacia Estados Unidos desde Tijuana, donde miles de centroamericanos aguardan su turno para pedir asilo.

La situación se deterioró después de que un grupo marchó pacíficamente para exhortar a Washington a que agilice el proceso de solicitud de asilo para los migrantes centroamericanos congregados en Tijuana.

Las autoridades mexicanas se comprometieron a reforzar la seguridad cerca de su frontera con Estados Unidos.

Unos 500 migrantes intentaron ingresar “de manera violenta” a Estados Unidos, indicó la Secretaría de Gobernación de México, y señaló que los deportará de inmediato y reforzará la seguridad.

La policía mexicana había impedido que pasaran por un puente que conduce al puerto de ingreso en México, pero los migrantes empujaron a los agentes y cruzaron el río Tijuana debajo del puente. Aunque en la otra ribera había más policías antimotines, los centroamericanos caminaron por el río hasta un área donde sólo un dique de tierra y alambre de navajas los separaban de los agentes de la Patrulla Fronteriza estadounidense.

Entonces algunos intuyeron que había una oportunidad de cruzar.

Un reportero de The Associated Press vio a agentes estadounidenses disparar varios cartuchos de gas lacrimógeno después de que algunos migrantes intentaron penetrar la frontera a través de varios puntos. La televisora mexicana Milenio mostró imágenes de personas subiendo cercas y arrancando láminas de metal para ingresar en suelo estadounidense.

La hondureña Ana Zúñiga, de 23 años de edad, dijo que vio a los migrantes abrir un pequeño hueco en entre el alambre de navajas del lado mexicano de un dique, ante lo cual los agentes arrojaron los cartuchos.

Los niños gritaban y tosían en el caos que se desató por el gas, el cual fue arrastrado por el viento hacia personas que estaban a cientos de metros de distancia.

“Corrimos, pero cuando uno corre más le asfixia el humo”, le dijo a la AP mientras cargaba a su hija Valery de 3 años.

A algunos metros de distancia en el lado estadounidense, compradores ingresaban y salían de un centro comercial, que finalmente cerró sus puertas.

Durante todo el día, helicópteros de la Patrulla Fronteriza estadounidense sobrevolaron la zona, mientras que agentes vigilaban detrás de la cerca en California. Los cruces peatonales en el puerto de San Ysidro fueron cerrados tanto en las instalaciones en el este como en el oeste, indicó la oficina de la Patrulla Fronteriza en San Diego vía Twitter. Todo el tránsito norte-sur y viceversa dejó de fluir.

Kirstjen Nielsen, secretaria de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), dijo en un comunicado que las autoridades estadounidenses seguirán manteniendo una presencia “robusta” en la frontera suroccidental y que entablarán acciones judiciales contra cualquiera que dañe propiedad federal o viole la soberanía de Estados Unidos.

“El DHS no tolerará este tipo de desorden y no titubeará en cerrar los puertos de ingreso por razones de seguridad pública”, afirmó.

Más de 5.000 migrantes han estado acampando en el interior y en los alrededores de un complejo deportivo en Tijuana tras recorrer México en las últimas semanas como parte de una caravana. Muchos tienen la esperanza de solicitar asilo en Estados Unidos, pero los agentes en San Ysidro están procesando menos de 100 peticiones diarias.

Ireneo Mújica, que ha acompañado a los migrantes durante semanas como parte del grupo activista Pueblo Sin Fronteras, dijo que el objetivo de la marcha del domingo hacia la frontera con Estados Unidos era hacer que la difícil situación de los migrantes sea más visible para los gobiernos de México y Estados Unidos.

“No podemos tener a toda la gente allí”, le dijo Mújica a la AP.

Juan Manuel Gastélum, alcalde de Tijuana, declaró el viernes una crisis humanitaria en esta ciudad fronteriza de 1,6 millones de habitantes, que dice pasa apuros para darle alojamiento a la gran cantidad de migrantes.

El presidente estadounidense Donald Trump expresó el domingo en Twitter su descontento con las caravanas en México.

“Sería muy inteligente si México detuviera a las caravanas mucho antes de que lleguen a nuestra frontera sur, o si los países de donde provienen no les permitieran crearlas (es una forma de que saquen a ciertas personas de su país y las echen a Estados Unidos. Pero ya no)”, escribió.

La Secretaría de Gobernación informó el domingo que México ha enviado a 11.000 centroamericanos de vuelta a sus países de origen desde el 19 de octubre. Indicó que 1.906 de ellos eran integrantes de las últimas caravanas.

México se encamina a deportar a unos 100.000 centroamericanos para fines de año.