Amenaza invisible: fugas de metano aceleran cambio climático
A simple vista, una estación de compresión de Mako a las afueras del polvoriento cruce de caminos de Lenorah, en el oeste de Texas, no parece especial, igual que las decenas de miles de operaciones de petróleo y gas repartidas por toda la Cuenca Pérmica, una zona rica en petróleo.
Lo que no se ve a través de la cerca es una columna de gas invisible, fundamentalmente metano, que se eleva desde los relucientes tanques blancos de almacenamiento hacia el cielo despejado.
Se ha observado que la estación de Mako, propiedad de una subsidiaria de West Texas Gas Inc., libera a la atmósfera cada hora unos de 870 kilos de metano, un gas de efecto invernadero extremadamente potente. Eso equivale a quemar siete camiones cisterna llenos de gasolina cada día.
Pero las enormes emisiones de Mako no son ilegales, ni siguiera están reguladas. Y es apenas uno de los 533 “superemisores” de metano detectados durante un estudio aéreo de la región realizado en 2021 por Carbon Mapper, un emprendimiento de investigadores universitarios y el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL por sus siglas en inglés) de la NASA.
El grupo documentó la emisión de enormes cantidades de metano a la atmósfera desde las operaciones de extracción de petróleo y gas en toda la Cuenca Pérmica, una región de más de 400 kilómetros (250 millas) de ancho que se extiende a lo largo de los límites entre Texas y Nuevo México. Se observó que cientos de estos lugares arrojaban el gas una y otra vez. Las fugas activas no se repararon.
“Vemos los mismos sitios activos de un año a otro. No es solo de un mes a otro o de una temporada a la siguiente”, afirmó Riley Duren, investigador científico de la Universidad de Arizona que dirige Carbon Mapper.
La potencia del metano para calentar en planeta es 83 veces mayor a lo largo de 20 años que la del dióxido de carbono que emiten los tubos de escape de los autos y las chimeneas de las centrales eléctricas. El Congreso y la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos no han regulado este gas invisible. Esto deja en manos de los productores de petróleo y gas, que en algunos casos son las mismas empresas que han impugnado las regulaciones, la labor de reducir las emisiones de metano.
The Associated Press tomó las coordenadas de los 533 lugares “superemisores” identificados por Carbon Mapper y cotejó las ubicaciones con los registros públicos para determinar qué empresas eran, probablemente, más responsables de las emisiones.
Diez compañías eran las propietarias de al menos 164 de esos lugares, según el análisis de los datos de Carbon Mapper que llevó a cabo la AP. West Texas Gas es el propietario de 11 de ellos.
El metano emitido por estas firmas alterará el clima durante décadas, contribuyendo a más olas de calor, huracanes, incendios forestales e inundaciones. En la actualidad hay casi tres veces más metano en el aire del que había antes del inicio de la era industrial. En 2021 se registró el peor incremento de la historia.
En octubre, periodistas de la AP visitaron más de dos decenas de sitios marcados como superemisores persistentes de metano por Carbon Mapper con una cámara FLIR de infrarrojos y grabó videos de largas columnas de gas de hidrocarburo con metano escapando de compresores de gasoductos, baterías de tanques y otros equipos de producción.
Aparte del sitio de West Texas Gas en Mako, la AP observó una columna de gas escapando de tanques en una estación de compresores de WTG en el campo petrolero de Sale Ranch. Carbon Mapper calculó que las emisiones de ese sitio promediaron 410 kilos de metano por hora.
En una declaración, West Texas Gas, con sede en Midland, dijo que realiza rutinariamente sus propios sobrevuelos con equipo de detección de gas y que en los últimos seis meses “había reparado o renovado” nueve de los sitios superemisores sobre los que inquirió la AP, incluso Mako. La compañía dijo que estaba “lidiando activamente” con otro sitio, aunque no dio detalles. WTG dijo que inspeccionó el último sitio y no encontró escapes.
La AP concluyó que Targa Resources, una compañía de almacenamiento, procesamiento y distribución de gas con sede en Houston, fue el operador más cercano a 30 sitios que estaban emitiendo un total combinado de 3.000 kilogramos de metano por hora. Targa no respondió a una lista detallada de preguntas de la AP.
“Reducir las emisiones al aire del sector de petróleo y gas natural es una prioridad del gobierno y de EPA”, aseguró Tomás Carbonell, subadministrador de la EPA para fuentes fijas. El metano, añadió, está “contribuyendo a impulsar impactos que las comunidades en todo el país ya están registrando diariamente, incluso olas de calor e incendios forestales y aumento de los niveles de mar”.
Pero las reglas propuestas para responder a las emisiones en la mayoría de los sitios petrolíferos y gasíferos siguen bajo revisión y si son implementadas casi seguramente enfrentarán impugnaciones legales.
Para hacer un seguimiento de las emisiones, el gobierno estadounidense tiene un inventario del metano liberado a la atmósfera. Esas son las cifras que emplean los responsables de las políticas y los científicos para ayudar a calcular cuánto se calentará el planeta en los próximos años.
La AP halló que la base de datos gubernamental no suele reflejar la tasa real de emisiones observada en la Cuenca Pérmica.
Por ejemplo, Devon Energy reportó emisiones de metano equivalentes a 42.000 toneladas métricas de CO2 por un año de operaciones en la Cuenca Pérmica. El análisis de la AP, que usó las emisiones detectadas, muestra que la firma habría emitido mucho esa suma en apenas 46 días.
Un portavoz de Devon Energy dijo que la compañía está comprometida con la reducción de sus emisiones de metano y que es transparente sobre sus avances.
La EPA no pudo darle a la AP un solo ejemplo de un contaminador que haya sido multado o citado por no reportar emisiones o reportar menos que las reales.
Durante una reunión climática internacional en noviembre, Estados Unidos y más de 100 países firmaron una llamada Promesa Global contra el Metano para reducir las emisiones del gas en un 30% para 2030. Para cumplir con ese objetivo, la industria de petróleo y gas en Estados Unidos tendría que reducir sus emisiones a una tasa mucho mayor que lo que hace actualmente.
La industria dice que trabaja hacia ese objetivo.
“Poder capturar más emisiones de metano tiene sentido desde una perspectiva de negocios”, comentó Frank Macchiarola, vicepresidente en el American Petroleum Institute, un grupo del sector. “Es un producto que al final queremos llevar al mercado”.
Pero los científicos climatológicos y los ambientalistas advierten que los esfuerzos graduales de la industria no son para nada suficientes para evitar consecuencias funestas para la humanidad.
“El metano es responsable de 25% del calentamiento global en la actualidad y no podemos limitar el calentamiento futuro a 2 centígrados si no reducimos drásticamente esas emisiones”, advirtió Ilissa Ocko, científica climática en el Environmental Defense Fund, un grupo que trabaja por acciones contra el calentamiento global. “Tenemos las herramientas para reducir a la mitad las emisiones de metano y mientras más pronto lo hagamos, mejor será para nuestro clima y nuestras comunidades”.