Inmigración clave en elecciones para gobernador de Virginia

AP
Washington Hispanic

a política inmigratoria se maneja a nivel federal, pero está resultando un tópico candente en unas elecciones para gobernador de Virginia que son seguidas de cerca por lo que pueden decir con miras a los comicios de mitad de término del año que viene.

Virginia es un estado con muchos inmigrantes y las políticas hacia esa comunidad siempre son un tema álgido, pero han ganado más prominencia todavía a la luz de la línea dura que ha adoptado el presidente Donald Trump hacia los extranjeros sin permiso de residencia, pasando a ser uno de los asuntos que da forma al debate entre el republicano Ed Gillespie y el demócrata Ralph Northam.

EL TEMA

Los demócratas quieren colocar a Trump en el medio del debate en torno a la inmigración, diciendo que el mandatario perjudica a la población inmigrante con sus propuestas de prohibir el ingreso de personas de países mayoritariamente musulmanes y de acabar con las protecciones a los jóvenes que fueron traídos a Estados Unidos cuando eran niños y hoy no tienen autorización para permanecer en el país. Northam y los demócratas en general critican a Gillespie por apoyar las políticas inmigratorias de Trump.

Los republicanos, por su parte, plantean el tema en términos de que hay que hacer respetar las leyes y dicen que los delitos cometidos por pandilleros inmigrantes son una prueba de que hacen falta mayores restricciones al ingreso de extranjeros. Gillespie sostiene que Northam será muy blando con respecto a los inmigrantes sin papeles que cometen delitos.

Los gobernadores no controlan las leyes inmigratorias, pero sí pueden incidir en políticas específicas de cada estado: si se concede licencias de conducir a inmigrantes sin permiso de residencia o si pagan matrículas universitarias más altas que las de los residentes legales, entre otras cosas.

LAS POSTURAS DE LOS CANDIDATOS

En esos temas las diferencias son claras: Gillespie se opone a que los inmigrantes sin permiso de residencia paguen matrículas de residente legal y a que se les conceda licencias de conducir, mientras que Northam está a favor.

Los dos difieren asimismo en torno a las “ciudades santuario”, un término para el cual no hay una definición legal y que tiene varias interpretaciones. En términos generales, son ciudades y condados que limitan su cooperación con el servicio de inmigración, que es una agencia federal.

Gillespie está a favor de una legislación estatal que impida que las autoridades locales adopten políticas que restringen el papel de los organismos policiales en el cumplimiento de las leyes federales de inmigración.

“Si alguien está en el país ilegalmente y comete un delito, debe ser deportado”, afirmó.

Los demócratas, incluido Northam, sostienen que esa legislación no es necesaria ya que hay leyes federales que se ocupan de estos temas y que envía el mensaje equivocado a la comunidad inmigrante, dando a entender que no es bienvenida. Northam dice que todo delito violento debe ser castigado, sin importar el status migratorio de una persona.

También acusó a los republicanos de “sembrar el temor” y dijo que como gobernador, le transmitirá a los inmigrantes el mensaje de que tienen “las puertas abiertas” en Virginia.

CAMBIO DE RUMBO

Tanto Northam como Gillespie han modificado sus posturas respecto a las que expusieron en el pasado.

Gillespie es un ex presidente del Comité Nacional Republicano que sostenía que su partido debía tratar mejor a los inmigrantes. En el 2006 escribió un libro, “Winning Right”, en el que advirtió a sus correligionarios que debían resistir “el canto de sirena político de la retórica antiinmigratoria”.
También criticó a los republicanos por difundir avisos contra la inmigración ilegal en la campaña para gobernador del 2005.

Ahora su campaña difunde avisos de ese tipo, incluido uno en el que un alguacil dice que Gillespie adoptará “mano dura hacia la inmigración ilegal y protegerá a su familia”.

La primera vez que se postuló al Senado estatal en el 2007, Northam expuso una visión distinta a la actual. Propuso que Virginia sea “más estricta en la lucha contra la inmigración ilegal” y dijo que el estado debía ser un “firme aliado” del servicio federal de inmigración.