Señor de los Milagros une a católicos de Perú

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Washington Hispanic

ada mes de octubre la limeña Ana Carrión viste un hábito morado que la identifica como penitente del Señor de los Milagros, un cristo con rasgos de esclavo negro que es la imagen más venerada por los católicos de Perú.

«Siento una energía que me libera de toda pesadez, me siento elevada», dijo Carrión, una arquitecta de 59 años que ha sido operada cuatro veces del corazón, tras asistir a una procesión de más de 100.000 personas que culmina la madrugada del último domingo de octubre, mes que los limeños llaman «morado» por el color de los trajes que usan los fieles que inundan las calles de la capital peruana.

«La existencia de una imagen no blanca permite que los peruanos se identifiquen con él, porque todos saben que los blancos son una minoría, casi todos los peruanos son mezclados y así ha sido desde la conquista de los españoles», explicó Karsten Paerregaard, profesor de Antropología de la universidad sueca de Gotemburgo que ha estudiado el fenómenos del Señor de los Milagros.

Los cinco días que el lienzo venerado sale en procesión provocan el colapso del tránsito en Lima. Hay más gente que durante las elecciones presidenciales o los encuentros de fútbol y también son los días en que «abundan carteristas y mendigos», dijo Carrión. Centenares de ambulantes venden un dulce de harina creado hace tres siglos por una esclava cocinera en agradecimiento a la imagen.

Durante octubre otras decenas de procesiones con réplicas del cristo limeño se producen en todas las regiones de Perú y también en los países donde existe migración peruana, principalmente en Estados Unidos, Argentina, Japón, España e Italia, afirmó Paerregaard.

En un país ubicado en la sísmica zona del «cinturón de fuego del Pacífico», el Señor de los Milagros está asociado con los terremotos. Su origen se pierde en el siglo XVII y la leyenda afirma que la imagen original fue pintada por un esclavo negro sobre una pared de adobe. La imagen sobrevivió en pie tras los terremotos de noviembre de 1655 y octubre de 1687.

Poco después una copia pintada en un lienzo comenzó a recorrer las calles de Lima hasta la actualidad. Con el paso de los años la imagen junto con adornos de plata empezó a ser colocada sobre un andamio de madera de más de una tonelada que es cargado por grupos de más de 30 hombres que son relevados por otras 19 hermandades de cargadores.

Su devoción desde el siglo XVII siempre estuvo asociada a la «protección contra el peligro y para aliviar la terrible incertidumbre» como también ocurrió durante la crisis económica y la violencia política que vivió Perú en la década de 1980 y 1990, dijo Paerregaard.

Al ser un país con mayoría católica los representantes del poder político, militar y empresarial se dejan fotografiar mientras le rinden homenaje a la imagen frente a los locales de las instituciones públicas o en una de las 403 misas que se realizan en su monasterio durante octubre.

La procesión también llega a varios hospitales públicos donde decenas de enfermos y parturientas salen a pedirle salud.

«Te cura todas las enfermedades, todas las dolencias y te quita todos los pecados que llevas dentro», aseguró Carrión.