Mirna Girón: “La receta del éxito es trabajar muy duro”

Mitzi Macias
Washington Hispanic

legó a los 16 años desde El Salvador y las dificultades propias de una adolescente inmigrante no fueron impedimento para que Mirna Girón logre sus sueños en EEUU. Después de 25 años de vivir aquí, esta madre emprendedora está a la cabeza del negocio familiar “Limosinas Girón” y no frena sus ganas de seguir creciendo en el mundo de los negocios.

Washington Hispanic: ¿Cuándo empieza su aventura en EEUU?

Mirna Girón: Llegué en 1994 a la edad de 16 años. Gracias a Dios mi madre me trajo con residencia y no tuve que sufrir problemas migratorios, pero no ha sido fácil llegar hasta donde he llegado. He tenido que trabajar muy fuerte y hemos hecho muchos sacrificios.

W.H.: Cuéntame qué idea tenía de EEUU y cuál fue su primera impresión al llegar a este país?

M.G.: No tenía idea de cómo era EEUU. Era una jovencita que había hecho mi vida en El Salvador. A mi corta edad era costurera y me sentía bien establecida porque hacía mis negocios. Vendía dulces en mi escuela y me sentía realizada. Seguía estudiando porque quería ser una mujer de negocios, tener mi propia tienda de alimentos y abarrotes o ser diseñadora de modas.

Pero al llegar acá mis planes cambiaron. Mi madre empezó a meterme en la cabeza que tenía que estudiar y tener una carrera. Para mí era muy difícil por el idioma, pero ella siempre estuvo a mi lado empujándome a seguir estudiando. Mi madre me decía, “no quiero que te quedes lavando baños, yo ya me sacrifiqué para que ustedes estudien”. Fue así que decidí estudiar administración de empresas en la Universidad del Distrito de Columbia (UDC).

W.H.: ¿Crees que tu mamá hizo lo correcto?

M.G.: Sí. Yo le agradezco mucho porque si no hubiesen sido por todos sus consejos no estaría donde estoy. Me di cuenta que el inglés es muy importante aunque en esa época no le tomaba importancia. Yo insistía en que quería trabajar, incluso me llevó con ella a trabajar con ella haciendo limpieza y le decía que me sentía bien. Pero gracias a su insistencia logré ir a la universidad y tener los conocimientos para administrar mi propio negocio.

W.H.: ¿Qué fue lo más difícil en tu época de estudiante?

M.G.: Fue llegar a una escuela secundaria donde son poquitos los que hablan tu idioma y no puedes comunicarte. Que te vean mal y sufras el acoso. Se burlaban porque no hablábamos inglés. Al día siguiente no quería volver a la escuela, pero algo me decía “tienes que ir, tienes que esforzarte en aprender inglés”.

W.H.: ¿Después de lograr tus objetivos académicos nunca abandonaste tu sueño de tener tu propio negocio?

M.G.: Sí, desde pequeña lo tenía presente y gracias a Dios lo logré. Después de conseguir mi profesión trabajé muy fuerte en dos lugares para ahorrar dinero y algún día tener mi negocio. Soñaba con tener un restaurante porque me encanta la cocina. Empecé a trabajar en un hotel hasta que conocí al que es mi esposo.

Él había fundado una compañía de limosinas en 2002, lo conocí en 2006 y en 2009 empecé a trabajar a su lado. Hasta que llegó el momento de trabajar al 100% con mi esposo y él decidió poner la empresa en mis manos. Mi esposo nunca dudó de mi capacidad y con el conocimiento que tenía empecé a echarle muchas ganas.

W.H.: ¿Cómo describirías el crecimiento de la empresa desde que tomaste las riendas de Limosinas Girón?

M.G.: Ha crecido mucho. En ese entonces teníamos seis vehículos y actualmente tenemos 18. En estos últimos ocho años hemos visto un gran cambio, pero para crecer también nos amarrarnos los cinturones y tuve que aprender a conducir limosinas y hacer hasta de chofer.

W.H.: ¿Qué representa la confianza que tu esposo depositó en ti?

M.G.: La confianza que él tuvo conmigo es algo que no puedo olvidar. Él ha sido mi motor. Él no estaba seguro si podía llevar la empresa a la quiebra o al éxito. Pero esa confianza hizo que le echara muchas ganas para no defraudar esa confianza.

W.H.: Pero el éxito de Limosinas Girón no fue tu límite…

M.G.: No, uno de mis sueños era tener mi restaurante y se presentó la oportunidad de comprar un Deli y ya vamos a cumplir un año en el área de Spencerville, cerca de Silver Spring.

W.H.: También has incursionado en un nuevo rubro de venta, ¿sí?

M.G.: En efecto, decidí sacar mi propia salsa picante y gracias a Dios ha sido todo un éxito a pesar que solo la estoy vendiendo como “Hecho en casa” en mi restaurante.

W.H.: ¿Cuáles son tus planes con este nuevo proyecto?

M.G. Estoy trabajando en El Salvador todo lo relacionado con las patentes, pero mi objetivo es producir en serie y lograr venderlo en EEUU.

Mi sueño en un futuro no muy lejano es poder ir a los supermercados y ver ahí mi salsa. Ir a un restaurante latino o americano y ver el frasco ahí. Soñar no cuesta nada.

W.H. ¿Cuál es el nombre de la salsa picante?

M.G.: Actualmente se llama “Spencerville Hot Sauce”, como el restaurante, pero estoy trabajando en el cambio de nombre. Estoy pensando en ponerle un nombre más latino.

Por el momento, solo lo vendo en el restaurante porque empecé a hacer la salsa de la casa y los clientes la pedían mucho. Estoy vendiendo unas 200 botellas al mes solamente entre los comensales que llegan a mi restaurante.

W.H.: ¿Cuál es tu mensaje a los jóvenes hispanos emprendedores que como tú tienen el sueño del negocio propio?

M.G.: Que nada es imposible. En esta vida todo se puede. No hay nada que no se pueda lograr con esfuerzo y trabajando fuerte. No esperemos sentados porque no vamos a tener nada. Los logros vienen acompañados de sacrificio y dolor al mismo tiempo.

No hay que tirar la toalla: así estemos cansados hay que pararse y seguir luchando.

W.H.: ¿Cómo has cambiado en estos 25 años como mujer, inmigrante, madre y empresaria?

M.G.: He cambiado muchísimo, pero los últimos 10 años han sido los mejores porque maduré como persona y empecé a ver las cosas de otra manera. Tengo dos hijas maravillosas y me dije, es tiempo que madure y me dedique a lograr muchos sueños.

W.H.: Y has logrado muchos sueños, ¿hasta dónde quiere llegar Mirna Girón?

M.G.: Tengo muchos, pero el que mucho abarca poco aprieta. Quiero llevar las cosas lentas, pero me gustaría abrir otro restaurante y comercializar mi salsa picante y exportar cantidades de salsa a muchos países.

W.H. ¿Tú preparas la salsa picante?

M.G.: Sí, la preparo y la embotello. La hago con habaneros frescos mexicanos, vinagre, sal e ingredientes caseros. Luego se fermenta, así como el vino.

W.H. Así como me has dado la receta de tu salsa picante, ¿cuál es tu receta del éxito?

M.G. Trabajar mucho. Yo sigo trabajando. Esa es la receta, no solo trabajar ocho horas y decir estoy cansado. Trabajar fuerte, fuerte y no tener pensamientos negativos. Y pensar que si otras personas lo han logrado tú también puedes hacerlo.