Cachorros van por la dinastía
Washington Hispanic
AP
urante más de un siglo, la consigna de los Cachorros de Chicago fue «esperen por el próximo año».
Pues esa espera —que duró 108 años— ya terminó tras conquistar su primer título de la Serie Mundial desde 1908. Las expectativas serán distintas a partir de la próxima temporada, cuando en febrero se concentren en su campamento de pretemporada en Mesa, Arizona.
El futuro luce brillante para los Cachorros: con un núcleo de estrellas jóvenes, muchas bajo control contractual del equipo por los próximos años, el plantel armado por Theo Epstein tiene todo a su favor para convertirse en una dinastía del béisbol.
La sufrida forma en la que acaban de consagrarse alimenta esa ambición, luego de convertirse en el primer equipo desde los Reales de Kansas City en 1985 que remonta un 3-1 adverso en el Clásico de Otoño. También se trata de un grupo que tuvo la entereza para reaccionar tras dilapidar una ventaja de tres carreras en el octavo inning de un memorable séptimo juego, «esperar» otros 17 minutos por la lluvia y finalmente ganar 8-7 en 10 innings.
«Nos quitamos el peso de encima», dijo el manager Joe Maddon. «Nunca debió existir. Pero ahora podemos pensar en el futuro».
La jugada del último out reflejó la personalidad del equipo —uno con garra que se divierte con su oficio— cuando su tercera base Kris Bryant empezó a sonreír a la «espera» de fildear el rodado de Michael Martínez que luego acabó en el guante del primera base Anthony Rizzo.
Precisamente, Bryant y Rizzo son los dos ejes en la alineación de Chicago, los que deben liderar las pretensiones de más títulos. Ambos son candidatos al premio al Jugador Más Valioso de la Liga Nacional.