Inician funerales de víctimas del tiroteo en escuela
Una semana después de que un atacante ingresó a una escuela primaria de Texas y empezó a disparar, el primero de 21 funerales comenzó el martes. En tanto, al menos una familia sigue sin poder ver el cuerpo de su hija.
Cientos de dolientes acudieron a una misa vespertina en memoria de Amerie Jo Garza. Seis personas con camisas y guantes blancos cargaron el pequeño féretro hacia el interior de la iglesia católica del Sagrado Corazón, que impidió la entrada de muchos dolientes al no tener más espacio. El funeral de Maite Rodriguez está programado para la noche del martes en una de las funerarias de Uvalde, Texas.
Ambas niñas de 10 años y estudiantes del 4to grado fueron dos de los 19 alumnos y dos maestras asesinados por Salvador Ramos, de 18 años, quien ingresó a un aula el 24 de mayo y comenzó a disparar un fusil de tipo militar.
El martes también se llevarán a cabo los velorios de una de las maestras: Irma Garcia, de 48 años, así como de los niños Nevaeh Bravo y Jose Flores Jr.
A Amerie le encantaba el color morado, por lo que Erika Santiago, su esposo y sus dos hijos fueron a su funeral con camisas de ese color, adornadas con imágenes de las víctimas. Santiago se refirió a Amerie como una “niña muy buena que sonreía mucho” y que era “muy sencilla y carismática, pero llena de vida”.
Santiago dijo que su hijo de 10 años, Adriel, miró horrorizado las primeras imágenes en las noticias después del tiroteo y reconoció a sus amigas Amerie y Maite.
“Le afectó mucho”, comentó Santiago. “Me dijo que no quería ir a la escuela por miedo a que pasara eso. Me dijo: ‘Mamá, no me siento a salvo’».
Los funerales continuarán durante las próximas dos semanas y media. La hija de 11 años de Vincent Salazar, Layla, será la última. Su velorio está programado para el 15 de junio y el funeral se realizará al día siguiente. Salazar dijo que su familia posiblemente no vea el cuerpo de Layla hasta poco antes del velorio.
“Es extraño, porque generalmente cuando alguien muere, estas cosas se hacen en tres o cuatro días”, comentó Salazar. “No es algo que se alargue tanto. Entiendo que también había otros niños, pero seguimos esperando a que nos la entreguen. Es en lo único en que estamos enfocados”.
El juez de paz del condado de Uvalde, Eulalio “Lalo” Diaz Jr., dijo que los cuerpos de las 21 víctimas fueron enviados al servicio forense en San Antonio para que se les realizara la necropsia, una práctica estándar en un crimen de alto impacto.
“Lo que necesitamos es tener todos los hechos”, dijo Diaz. “Aunque tenemos un atacante fallecido y probablemente no tengamos un juicio, aún necesitamos todos los hechos”.
Diaz señaló que ya se concluyeron las autopsias. Se negó a hablar de los resultados preliminares y dijo que los reportes finales tomarán de tres a cuatro meses.
En tanto, añadió, simplemente no tenemos espacio suficiente en las dos funerarias de Uvalde para almacenar todos los cuerpos, así que muchos fueron enviados a funerarias de otras ciudades cercanas hasta que se aproxime la fecha de sus sepelios. Comentó que las casas funerarias están colaborando con las familias sobre la fecha en que pueden ver los cuerpos.
Hillcrest Memorial Funeral Home no respondió de momento a un mensaje enviado en busca de comentarios. Una mujer que respondió al teléfono en Rushing-Estes-Knowles Mortuary rechazó una solicitud de entrevista.
“Principalmente es por el número de víctimas”, dijo Diaz, preguntándose: “¿Dónde almacenas tantos cuerpos?”
Vincent Salazar dijo que él y su familia irán a todos los velorios que puedan para presentar sus condolencias a los familiares de las demás víctimas.
“No necesariamente iremos a los funerales, porque aún debemos atender muchas cosas, a toda hora, todos los días”, declaró Salazar. “Nosotros todavía tenemos mucho por hacer. Debemos organizar todo: obituarios, certificados de defunción, arreglos funerarios».
“Es en lo único en lo que pensamos en este momento, en tenerla de regreso y poder ponerla a descansar”, dijo Salazar sobre Layla. “Eso es todo”.
Los investigadores siguen buscando respuestas a la manera en que la policía respondió al tiroteo, además de que el Departamento de Justicia federal revisará las acciones de los cuerpos policiales.
La culpa de la angustiante demora para confrontar y abatir al agresor —incluso mientras los padres reunidos en el exterior le rogaban a la policía que ingresara y mientras los niños desesperados llamaban a emergencias desde el interior de la escuela— ha recaído en el jefe de policía del distrito escolar, Pete Arredondo, después de que el director de la policía estatal dijo que Arredondo tomó la “decisión equivocada” de no irrumpir en el aula por creer que el atacante estaba parapetado en el interior y no había niños en riesgo.
Steven McGraw, director del Departamento de Seguridad Pública de Texas, dijo el viernes que después de seguir al agresor al interior de la escuela, los agentes esperaron durante más de una hora para irrumpir en el aula. La revelación generó nuevas preguntas sobre si se perdieron vidas debido a que los agentes no actuaron suficientemente rápido para detener al atacante, quien eventualmente fue abatido por un equipo táctico de la Patrulla Fronteriza.
Jacob Albarado, un agente de la Patrulla Fronteriza fuera de servicio que acudió a la escuela armado con una escopeta que le pidió prestada a su peluquero, dijo el martes que la escena era caótica cuando llegó a buscar a su hija y su esposa. Ambas resultaron ilesas en el ataque, subrayó.
“En lo personal, creo que todos los presentes estaban haciendo su mejor esfuerzo considerando las circunstancias”, declaró al programa “Today Show” de NBC. “Creo que todos los que estaban ahí hacían todo lo que estaba en sus manos”.
Las autoridades han dicho que Ramos adquirió legalmente dos armas poco antes del ataque: Un fusil tipo AR el 17 de mayo y un segundo rifle tres días después. Acababa de cumplir 18 años, por lo que pudo comprar las armas sin violar las leyes federales.