Salud mental una linea muy frágil de cruzar

Es indiscutible que la salud mental es una parte inseparable de nuestra salud y que los temas relacionados con la salud mental han atraído la atención de la población, las instituciones y los administradores, especialmente en este momento de la pandemia de COVID-19. 

También es cierto que la vida cotidiana de los profesionales de la salud en sus actividades de atención está impregnada de preocupaciones, incertidumbres, tensiones y ansiedades. 

Estos trabajadores han demostrado ser susceptibles al sufrimiento psicológico, cuando enfrentan sus tareas profesionales con innumerables dificultades, aliados a su propia desestabilización emocional frente a sus miedos y al dolor y la consternación de las personas que los cuidan. 

A esto se suma el hecho de la creciente preocupación de los investigadores, educadores y empleadores por cuestiones relacionadas con la salud mental relacionadas con el trabajo, cuyos puntos de vista brindan consenso sobre el aumento vertiginoso de los trastornos mentales o la angustia psicológica entre los profesionales. Por lo tanto, articular las condiciones de salud mental, sociales y ocupacionales se vuelve imperativo.

 

La pregunta que ahora debe abordarse es explorar este fenómeno multicausal, que afecta a diferentes sectores en el universo de la atención médica de manera diferente. 

Lo mismo tiene implicaciones directas en la calidad de vida de los trabajadores de la salud, en la salud ocupacional de las instituciones, en las condiciones de atención ofrecidas, en las condiciones psicosociales de quienes ofrecen o buscan ayuda, con pérdidas de todo tipo en este escenario. 

En base a esto, es esencial tejer el análisis, de manera recursiva y compleja, de los factores responsables del deterioro de la salud mental de estas personas. 

En este sentido, es necesario reflexionar sobre los elementos sociopolíticos, las condiciones de trabajo y los problemas inherentes a los tiempos contemporáneos que están presentes en el contexto experimentado por estos actores.

 

Con respecto a la dimensión sociopolítica, cabe destacar la importancia de legitimar las medidas de protección en el ámbito de la promoción de la salud mental, en el marco de políticas públicas, aún frágiles, dirigidas a la población que cuida más de lo que se cuida, en vista de la evidencia de psicodinámica del trabajo como responsable de la enfermedad mental de los trabajadores. 

Además, por un lado, las iniciativas sistematizadas por instituciones de capacitación y salud para acoger a sus pares son escasas e insuficientes para satisfacer las demandas del campo de la salud mental, que se ve afectado en la práctica profesional o en el proceso de capacitación. 

Por otro lado, en el mundo, en tiempos de pandemia debido al Coronavirus, hay un despertar para las acciones de salud mental dirigidas a quienes están a cargo de la línea de atención.

 

Un ejemplo de esto ocurrió en Brasil, donde las enfermeras que son especialistas en salud mental se involucraron en acciones de apoyo emocional en la atención en línea para toda la categoría de enfermería, a través de la bienvenida y la escucha calificada de quienes buscan ayuda. 

En este esfuerzo, los miembros del Departamento Nacional de Enfermería Psiquiátrica y Salud Mental y otras secciones de la entidad se dedican a ofrecer atención especializada de enfermería como la literatura defiende y respaldada por la legislación actual de práctica profesional(3).

 

Con respecto a la dimensión de las condiciones de trabajo, estas a veces contribuyen a la presión psicológica y los síntomas psicosomáticos en los profesionales de la salud, con énfasis en: sobrecarga de trabajo; escaso equipamiento y apoyo organizativo; frágil política laboral y salarial; inexistencia de un piso salarial para la categoría; alta carga de trabajo; bajo salario; doble contrato de trabajo; vínculos precarios en los contratos de trabajo; alta responsabilidad; trata diariamente con el dolor, el sufrimiento y la muerte. 

Hay un factor agravante en este escenario, cuando tales condiciones se entienden como inherentes a la profesión o al contexto de trabajo empobrecido, lo que produce el efecto de una naturalización o trivialización del escenario. Se destaca el momento histórico-sanitario de la pandemia, en todo el mundo, con repercusiones en la salud mental de las personas en general y especialmente de los trabajadores de la salud, que se sienten aún más vulnerables.

 

Con base en este escenario, se reflejan las estadísticas crecientes de depresión, síndromes de ansiedad variados, comportamiento suicida, síndrome de burnout, brotes psicóticos, uso problemático de alcohol y otras drogas, estrés, fatiga y agotamiento profesional. Todas estas situaciones demuestran el proceso de sufrimiento y enfermedad mental entre los profesionales de la salud, especialmente en el equipo de enfermería.

 

Por lo tanto, dado este contexto, la pregunta es: ¿Cómo mantener la salud mental de los trabajadores de la salud? 

Un estudio reciente se refiere al análisis de diferentes investigadores en el proceso de enfermedad mental de los profesionales, que buscan ampliar la comprensión de sus posibles causas, aportando conceptos sobre la relación entre el trabajo y la salud mental, además de centrarse en las principales prácticas adoptadas por ellos en la atención y promoviendo la salud mental de los trabajadores(4).

 

Hay un debate urgente sobre cómo abordar este problema, que cada vez está más cerca de todos nosotros. Para eso, es necesaria la participación colectiva de todos los actores involucrados en este contexto. 

Con respecto a los trabajadores, es necesario aumentar su participación en las respectivas entidades de clase y control social para fortalecer la participación política y aumentar los derechos y las condiciones de trabajo. 

Este posicionamiento se basa en la perspectiva de que el trabajo puede ser un generador de salud, ya que puede proporcionar a los trabajadores satisfacción y bienestar por lo que hacen, además de reconocer el sufrimiento y la tensión mental que proporciona el mismo trabajo. 

En relación con los gerentes y empleadores, se necesita urgentemente una atención más calificada en la dirección de la formulación e implementación de políticas públicas. 

En este sentido, como una estrategia de atención de salud mental para los trabajadores, se sugiere mapear el perfil epidemiológico de los profesionales en problemas psicológicos y con diagnósticos de trastornos mentales. 

Por lo tanto, esta estrategia dirigiría recursos para promover la salud mental y el bienestar de los profesionales de la salud que gastan su fuerza laboral en favor del cuidado de las personas, a menudo más allá de sus posibilidades.