El difícil viraje de los coches eléctricos en una Europa en ciclo electoral
Un brusco golpe de timón político en las próximas elecciones europeas podría cuestionar el difícil y costoso giro hacia el coche eléctrico.
La Unión Europea tomó la histórica decisión en 2022 de prohibir los coches con motor de combustión en 2035.
Eso significa dejar todo el mercado a los automóviles con baterías eléctricas o que funcionen con hidrógeno, para eliminar esa fuente de generación de CO2, el 15% del total en la UE.
– Coste de la movilidad –
Para sus críticos, este reglamento pone en peligro a la industria europea, líder en motores de combustión, frente a las importaciones de China, número uno en vehículos eléctricos. También limita el acceso de los automovilistas a los coches nuevos, ya que los modelos eléctricos siguen siendo bastante más caros.
La cancelación del plazo límite de 2035 se ha convertido en un tema esencial de la agenda política de los partidos de extrema derecha.
El grupo CRE, que incluye a Hermanos de Italia o Vox en España, insiste en su programa en que «el motor de combustión es un testimonio de la creatividad europea» y debería seguir siendo «viable durante muchos años más», con nuevas inversiones en investigación, especialmente en combustibles «de bajas emisiones».
Otro grupo de extrema derecha, Identidad y Democracia (RN en Francia, AfD en Alemania, Liga en Italia), también combate lo que describe como una «medida discriminatoria y de exclusión social».
Las críticas también provienen del partido mayoritario saliente, el Partido Popular Europeo (PPE).
Los partidos alemanes de la coalición, CDU y CSU, desearían suprimir el plazo de 2035 para que los consumidores puedan seguir beneficiándose de la «tecnología de vanguardia alemana de los motores de combustión».
Pero a nivel europeo, donde se le da como favorito en las encuestas, el PPE no ha incluido esta supresión en su programa.
Su cabeza de lista, Ursula von der Leyen, fue quien logró imponer esta prohibición en el marco del Pacto Verde europeo, un ambicioso paquete legislativo que debe permitir a la UE alcanzar sus objetivos climáticos.
«Sería sorprendente que la Comisión que implementó el Pacto Verde diera marcha atrás, pero existen riesgos sobre su implementación», comenta Diane Strauss, de la oenegé Transport & Environment.
La industria automotriz, que representa más de 12 millones de empleos en Europa, ya ha iniciado el giro hacia los vehículos eléctricos.
Después de haberlo combatido durante años, el lobby de los fabricantes en Bruselas, la ACEA, asegura que respetará el Pacto Verde europeo.
Los lanzamientos de coches eléctricos al 100% se están multiplicando y su cuota de mercado ha aumentado considerablemente, aunque ha disminuido un poco desde finales de 2023.
Los fabricantes ya están obligados a reducir las emisiones de sus vehículos en la actualidad, so pena de fuertes multas.
Pero un plazo adicional sería bienvenido, indicó en febrero el presidente de la ACEA y director ejecutivo de Renault, Luca de Meo.
«Espero que la prohibición entre en vigor un poco más tarde, porque creo que no seremos capaces de hacerlo sin dañar toda la industria y toda la cadena de producción del automóvil europeo», dijo a la AFP.
El número dos europeo del sector, Stellantis, se muestra «muy atento al resultado de las elecciones en Estados Unidos y en Europa», destacó su director general, Carlos Tavares, a finales de enero.
Tavares esbozó dos escenarios: una «aceleración de los coches eléctricos» si ganan los «progresistas dogmáticos», o un «retroceso de los coches eléctricos» si ganan los «populistas».
Según Diane Strauss, el éxito de la prohibición en 2035 depende de varios factores, como el despliegue de la red de estaciones de carga eléctrica o la reducción del precio de los coches, por ejemplo, a través de un «leasing europeo».
«Un Parlamento muy contrario a la electromovilidad podría retrasar la implementación de todos los factores necesarios para el éxito de este proyecto», señala.
Una «cláusula de revisión» ya está prevista en 2026, para hacer una primera evaluación de la electrificación.
Aunque no implica una nueva votación sobre la fecha límite, sí podría reforzar ajustes, algunos de los cuales ya se han planteado.
El ministro alemán de Transportes, el liberal Volker Wissing, amenazó en 2023 con hacer fracasar el plazo de 2035, exigiendo una excepción para los «combustibles neutros en emisiones».
Estos combustibles sintéticos, aún muy energéticos y costosos, deberían reservarse primero para la aviación, pero fabricantes como Porsche, Stellantis o Renault también los están explorando para los automóviles.