Sin hogar, pero no sin voz, en el Carnegie Hall

Washington Hispanic

AP

a emblemática sala de conciertos de Nueva York presentaba el miércoles por la noche al Dallas Street Choir, un coro integrado por cantantes reclutados de las calles y refugios para indigentes que ha estado actuando desde el 2014.

A unos 20 miembros de este coro se unirían 17 residentes de un refugio en Manhattan.

Los cantantes incluyen a Michael Brown, quien cuando llueve vive bajo un puente en Dallas y sobre una colina cuando hace sol.

“No tendremos hogar, pero sí tenemos voz”, dijo en un ensayo el martes, “así que permítannos usar nuestro esfuerzo para recordarle a la gente que todavía tenemos esperanza y que ésta nunca morirá”.

El director del Dallas Street Choir, Jonathan Palant, también trajo a algunas luminarias de renombre para el concierto, como la mezzosoprano Frederica von Stade, la soprano Harolyn Blackwell y los compositores Jake Heggie y Stephen Schwartz, este último autor de los éxitos de Broadway “Godspell”, “Pippin” y “Wicked”.

Palant dijo que se le ocurrió la idea del coro hace unos años mientras trabajaba como voluntario en una organización de servicios para personas sin hogar. Comenzó haciendo un evento para Navidad: una gran comida en un albergue para indigentes amenizada por un grupo de cantantes con los que ensayó unas horas nada más. Pero eso lo inspiró a comenzar una sesión de música semanal abierta a cualquiera que quisiera cantar.

Los integrantes del coro vienen y van, no siempre producen el sonido perfecto y hay momentos de ligera cacofonía. «Pero nuestros miembros cantan con el corazón como ningún otro coro con el que haya trabajado”, dijo Palant.

Nunca, en los 126 años de historia del Carnegie, se había presentado un grupo musical integrado por personas sin hogar en el recinto, dijo su archivista Gino Francesconi.

Brown se dio su primera ducha en semanas y se cortó el pelo para la gira. Normalmente sobrevive acudiendo a comedores de beneficencia y aspira a conseguir trabajo como mesero.

Es un miembro energético del coro, pero otros están débiles físicamente: una mujer camina con andadera, otra usa bastón.

En Dallas ensayan todos los miércoles por la mañana, aprendiéndose de memoria las melodías mientras leen las letras impresas. Salen con una merienda y un cupón para el transporte público.

La presentación en el Carnegie Hall, que comenzaba a las 8 p.m., se titula “Imagine a World/Music for Humanity” (“Imagina un mundo/Música para la humanidad”).

Von Stade estrenaría un nuevo arreglo que hizo Heggie de “Spinning Song” de Hub Miller, con Heggie al piano.

Con el coro, Schwartz interpretaría “For Good” de “Wicked” junto a Blackwell y von Stade, y, para completar la velada, el coro entonaría canciones de Broadway coronadas de historias personales.

Los boletos costaban 25 dólares y las ganancias irían a organizaciones de apoyo a las personas sin hogar. El Departamento de Servicios para Indigentes de Nueva York donó algunas entradas para que miembros de estas comunidades puedan asistir.

El coro también actuará el jueves en la Catedral Nacional de Washington, en la capital.

Unos 200.000 dólares necesarios para los viajes a Nueva York y Washington fueron costeados con conciertos previos en Texas, además de una donación privada. El Weill Music Institute del Carnegie trajo a los cantantes sin hogar de Manhattan. Los neoyorquinos son miembros de un coro comunitario y cantarían dos temas como parte del programa.

Al menos durante su estadía en Nueva York, los cantantes tenían techo en un hotel cerca del albergue Valley Lodge, en el Upper West Side de Manhattan, donde viven artistas locales.

“Esto es serio, hombre: el Carnegie Hall de Nueva York”, dijo Brown. “Tenemos que enseñarle a la gente que no vinimos de Texas sin razón”.