Se vuelve escabrosa campaña presidencial

Redacción
Washington Hispanic

remendas secuelas dejó el candente debate presidencial del domingo 9 de octubre en la campaña electoral, a sólo 25 días de las decisivas elecciones del martes 8 de noviembre.

El enfrentamiento entre los dos candidatos, efectuado en la Universidad Washington de St. Louis, Missouri, fue un diluvio de ataques, en especial por parte del candidato republicano Donald Trump sobre la demócrata Hillary Clinton, pero extrañamente enfocadas no en ella sino en su esposo el ex presidente Bill Clinton, quien no figura en la papeleta de votación.

Esa reacción se dio tras la difusión de un video grabado en el 2005, en donde el magnate inmobiliario se expresa con lenguaje soez y sexualmente explícito sobre las mujeres. Ahí se vanagloria de haber usado su fama para toquetear y besar a mujeres, aparentemente sin su consentimiento.

La reacción de los republicanos conservadores fue inmediata. Unos 60 senadores y congresistas republicanos, entre ellos Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representantes, pidieron a Trump el retiro de su candidatura y su reemplazo por el candidato a la vicepresidencia Mike Pence.

Trump replicó de inmediato con duros ataques a Ryan y afirmó que ya está “libre de grilletes” partidarios, que iba a darle una lección al “establishment” republicano que se le oponga y que iba a pelear por la presidencia “como yo quiera”.

Pero la campaña entró en un bache cada vez más escabroso y ahora se encamina a una discusión abierta sobre temas sexuales.

“Trump no es la persona ideal para hacer este tipo de cuestionamientos”, publicó la agencia AP después de las acusaciones del magnate contra Bill Clinton. Y dio a conocer que “los diarios New York Times y Palm Beach Post reportaron los casos de tres mujeres que sufrieron presuntos manoseos inapropiados por parte del empresario”.

Una de ellas es Jessica Leeds, ahora de 74 años y originaria de Nueva York, quien dijo que se sentó junto a Trump en un vuelo comercial a Nueva York hace más de tres décadas. Comentó que luego de menos de una hora de vuelo, el empresario levantó el descansabrazos que los separaba y comenzó a tocarla y le agarró los senos, además de intentar meterle la mano por debajo de la falda.

«Fue una agresión», le dijo Leeds al New York Times. Agregó que huyó a la parte posterior de la aeronave y se sentó en clase turista.
Trump replicó el jueves 13, a través de su cuenta de Twitter, que el artículo del Times era «todo inventado» y que el incidente que difundió People «no sucedió».

El debate

Todas estas situaciones hicieron olvidar el tenso debate del domingo 9, lleno de ataques e insultos por parte del aspirante republicano.

Hillary Clinton, después del encuentro declaró que los comentarios vulgares de Donald Trump sobre las mujeres revelan «exactamente quién es» y demuestran su ineptitud para ser presidente y «para servir» como comandante en jefe.

En respuesta, el candidato republicano prometió que ella «estaría en prisión» si él fuera presidente.
Durante el debate, el empresario reconoció por primera vez que durante muchos años no pagó impuestos federales sobre sus ingresos, tras acogerse al recurso de la bancarrota.

En los minutos finales, los dos candidatos dejaron brevemente a un lado sus hostilidades cuando un votante les preguntó qué respetaban del otro.

Clinton fue la primera en responder y dijo que respeta a los hijos de Trump, a los que calificó de «increíblemente capaces y dedicados», que se dedican a apoyar a su padre.

Trump, algo desconcertado, consideró las palabras de Clinton como “un elogio” para su familia. A continuación, sostuvo que respeta a Hillary Clinton por ser una «luchadora incansable».

«Ella no abandona, no se rinde, yo respeto eso», reconoció al cierre del encuentro.