Cacería de tres asesinos de salvadoreña en VIRGINIA

Eran cerca de las 9 de la noche del 21 de febrero de 2014 cuando las dos empleadas de la tienda de comestibles y joyería Platanillos, localizada en Woodbridge, Virginia, se disponían a cerrar las puertas del negocio, cuando tres hombres vestidos de negro irrumpieron repentinamente al interior y empezaron a disparar a diestra y siniestra.

En apenas 20 segundos que se calcula duró el incidente, los proyectiles dieron muerte a Glenda Marisol Coca-Romero, una madre salvadoreña de 21 años, e hirieron de gravedad a su compañera de trabajo, cuya identidad se guardó en reserva por razones de seguridad.

Un cliente que presenció el tiroteo y un tercer empleado no resultaron heridos.

Lo más extraño fue que los tres homicidas abandonaron rápidamente el lugar sin llevarse ningún artículo, ni el dinero de la caja registradora. Sin embargo, sus imágenes fueron capturadas por un video de vigilancia que quedó en poder de las agencias del orden.

Coca Romero era la madre soltera de una bebé, que actualmente debe tener 9 años, señalaron las autoridades del condado.

Ocho años después del asesinato, la policía federal (FBI), en coordinación con el Departamento de Policía del condado de Prince William, anunciaron un nuevo impulso a las investigaciones e instaron a la comunidad para que proporcione cualquier detalle o pistas relacionadas con los homicidas, para proceder a su captura y ponerlos a disposición de la justicia.

En un boletín piden a toda persona que tenga información sobre este caso que llame al Departamento de Policía del Condado de Prince William al (703) 792-7000 o en línea al pwcva.gov/policetip. También pueden ponerse en contacto con la oficina regional del FBI en Washington DC en tips.fbi.gov, o con su oficina local del FBI o la embajada o el consulado estadounidense más cercano. La información puede permanecer anónima.

Adicionalmente, el FBI ofrece una recompensa de 20 mil dólares por información valedera.

Sueño frustrado

Poco después del asesinato, el padre de Glenda Marisol, Irene Coca, declaró que «ella vino a este país, como muchos otros, para cumplir un sueño, y perseguía las oportunidades que hay aquí, a diferencia de la difícil situación en el país de donde venía». Destacó que Glenda no salía a reuniones ni fiestas “y solo se dedicaba a cuidar a su pequeña hija.

«Marisol era una mujer joven, vino a este país a trabajar, y no merecía morir de la forma en que lo hizo», declaró también Ivania Castillo, una amiga que veía a Coca-Romero en su tienda de comestibles cada semana.

«Era una buena madre, una buena persona, y toda la comunidad la echa de menos», añadió. «Las personas que la mataron han causado mucho dolor y sufrimiento a la comunidad, y no es justo porque ellos siguen viviendo su vida, mientras Marisol no pudo seguir criando a su hija».