Alivio migratorio para víctimas de incendio

Andrea Acosta

ás de medio centenar de sobrevivientes del mortífero incendio que arrasó hace siete meses uno de los edificios de un complejo habitacional en Silver Spring, Maryland, recibirán documentos de inmigración que los beneficiará con un estatus temporal renovable por dos años, acceso a una licencia de conducir y permiso de trabajo.

“Es una victoria, no sólo para las víctimas, sino para toda la comunidad”, expresó la abogado Celia Rivas, coordinadora de los servicios de inmigración del Centro Católico Hispano, quien intercedió por el grupo de sobrevivientes indocumentados para lograr este alivio migratorio.

“Ellos tuvieron una pérdida total. Siete personas fallecieron, entre ellos dos niños, y las madres estaban desesperadas”, afirmó Rivas. “Ellos perdieron sus bienes, el trabajo, la vida se les complicó y algunos quedaron muy enfermos”, añadió.

Por si fuera poco, el impacto mental que los golpeó por el siniestro les obligó a recibir terapia psicológica y por largo tiempo.

Precisamente el Centro Católico Hispano intervino después de la tragedia –ocurrida el 10 de agosto de 2016-, para encontrar la mejor manera de poder ayudar a las víctimas. Así fue como en una reunión comunitaria que convocó asistieron representantes de la oficina de inmigración de Baltimore, MD, quienes hablaron con los afectados y verificaron el gran impacto que sufrían.

El Centro presentó 53 solicitudes en diciembre pidiendo para ellos el programa de acción diferida, muy similar al que reciben los ‘Soñadores’. El proceso está pendiente aunque ya recibieron las recomendaciones de aprobación y se están haciendo las verificaciones necesarias.

Una vez que se les apruebe la acción diferida van a poder tener su permiso de trabajo y reincorporarse nuevamente a la fuerza laboral, indicó Celia Rivas. “Va a ser motivo de triunfo y celebración después de una historia tan triste, ahora que han podido recibir esta bendición”, dijo.

La inmigrante salvadoreña María Victoria de Reyes, una de las damnificadas, tiene el beneficio del TPS, pero su hija no cuenta con documentos y bien podría beneficiarse de esta iniciativa legal.

Otro de los sobrevivientes, Isaac Puac, participó en las reuniones, presentó los documentos y llenó la solicitud correspondiente. “Si sale todo bien, voy a estar muy feliz”, expresó.

Puac recordó que el día de la tragedia oyó una explosión y pensó que un avión había caído sobre el edificio. “Hubo un viento y ruido intensos, los vidrios estallaron y el edificio se movía de tal forma que temí que se derrumbara, hasta pensé que era un terremoto”, contó.

Entonces despertó a la pareja a la que le rentaba un cuarto en el tercer piso y a sus dos niños. Los cinco sobrevivieron y todos -excepto la niña, que es estadounidense- están haciendo el trámite de inmigración por medio del Centro Católico Hispano para acogerse a la acción diferida.