Agentes “plantaban” droga para enviar a la cárcel a inocentes en Baltimore

Víctor Caycho
Washington Hispanic

Al final de una dramática y larga demanda judicial, las autoridades de Baltimore aprobaron el miércoles un histórico acuerdo mediante el cual se indemniza con ocho millones de dólares a dos hombres que pasaron varios años en prisión acusados falsamente de tráfico de drogas en 2010.

Las prolongadas investigaciones demostraron que Umar Burley y Brent Matthews –dos afroamericanos residentes en Baltimore-, estuvieron erróneamente en la cárcel ya que fueron víctimas de agentes de una unidad policial corrupta que les plantaron drogas en su vehículo para agredirlos, robarles y arrestarlos basados en pruebas falsas.

Hace diez años, Burley estaba en su automóvil con Matthews como pasajero cuando los oficiales Wayne Jenkins, Sean Suiter y otro no identificado –miembros de la Fuerza de Rastreo de Armas del departamento de policía de la ciudad-, vestidos de civil y con máscaras, intentaron detener el vehículo alegando que ellos los habían visto haciendo una transacción de drogas.

Burley, quien después dijo que no sabía que eran agentes y pensó que los iban a robar, aceleró su vehículo hasta que colisionó contra otro auto, causando la muerte de su conductor, Elbert Davis, de 86 años, y lesiones a la esposa de Davis, que lo acompañaba.

Davis fue arrestado y acusado de vender heroína, una droga que había sido “plantada” previamente por los malos policías, como se probó años después.

El acuerdo de $8 millones incluye el pago de $1,8 millones a la familia de Davis, que había demandado a Burley en ese entonces logrando una indemnización de $1 millón ese año, que desde 2014 fue creciendo con los intereses por falta de pago.

Burley pasó siete años en prisión hasta que fue liberado en 2017 luego que el sargento Wayne Jenkins se declaró culpable de la escandalosa suplantación de la droga, entre muchos otros crímenes por robo de dinero y falsear evidencia durante años, para acusar a docenas de personas inocentes. Sin embargo, Burley tenía que seguir probando mensualmente su buena conducta.

“En realidad, no me sentía libre”, dijo Burley el miércoles. “Tenía que luchar contra el estrés traumático, no podía encontrar trabajo y se me hacía difícil conseguir beneficios. Pero ahora soy enteramente libre y es una gran cosa que aún estoy viviendo”, añadió.

El policía Jenkins fue sentenciado a 25 años de prisión por robos en serie y reventa de drogas. El otro oficial, Suiter, fue asesinado de un tiro en la cabeza un día antes de testificar ante un gran jurado acerca de las acusaciones que pesaban sobre él. Su muerte fue considerada como un homicidio, aunque hay crecientes versiones que apuntan a que realmente se suicidó.

“Con estos acuerdos resolvemos una pesada carga financiera para las víctimas y sus familias, pero el trabajo de reconstruir la confianza entre nuestras comunidades y la policía de Baltimore todavía está lejos de alcanzar”, reconoció el alcalde electo de la ciudad, Brandon Scott.