Elecciones regionales de Venezuela, nuevo aire a oficialismo

AP
Washington Hispanic

n esta ciudad a las afueras de la capital, los venezolanos frustrados y golpeados por la decadencia de lo que alguna vez fue una nación próspera le dieron a la oposición una victoria electoral decisiva hace dos años. Sin embargo, la situación se revirtió el domingo pasado y Guarenas volvió a teñirse de rojo.

Según Brayand Velásquez, un mototaxista que se identifica como revolucionario, las razones que llevaron a la sorprendente victoria oficialista son claras: mientras que el gobierno proporciona casas y cajas de alimentos en un país plagado de dificultades económicas, la oposición ha estado ausente para ayudar resolver problemas diarios.

«Ellos (la oposición) lo que dan es discurso por televisión», indicó Velásquez, de 30 años, en medio de una ruidosa calle de Guarenas, estado central de Miranda.

Si los resultados dados por el Consejo Nacional Electoral, dominado por el gobierno, son correctos, la oposición perdió casi 3 millones de votos con respecto a 2015, mientras que el partido gobernante conservó los más de 5 millones que obtuvo hace dos años.

Lo cierto es que muchos de esos votos no están impulsados por la convicción ideológica, según reconocieron varias de las personas entrevistadas. La elección del domingo se llenó de informes de coerción patrocinada por el Estado. Algunos venezolanos fueron atraídos a votar por temor a perder sus trabajos o los beneficios de vivienda. Otros habitantes de barrios empobrecidos fueron atraídos por una bolsa de comida que vende el gobierno a bajos precios, que permiten suplir en parte las grandes dificultades que enfrentan los sectores pobres para alimentarse debido a la desbocada inflación y la escasez, situación que los hace muy dependiente del estado.

Pero la participación de los aliados de Maduro indica que a pesar de la baja popularidad del presidente, la inflación y la escasez de productos básicos, muchos venezolanos prefieren votar al gobierno que a la oposición.

“El ‘chavismo’ sigue vivo”, dijo David Smilde, profesor de la Universidad Tulane en Luisiana y experto en Venezuela.

La dirigencia oficialista apuesta a que la victoria, que sorprendió a analistas y opositores, impulse el apoyo hacia el Partido Socialista de Unido de Venezuela de cara a las elecciones presidenciales previstas para el 2018, aunque aún deberá sortear el creciente descontento que hay contra la gestión del presidente Nicolás Maduro, cuya popularidad ronda 20%.

Una oposición golpeada y fracturada podría contribuir a revivir al oficialismo, pese a las dificultades económicas que se prevén para el 2018, según analistas.

Las encuestas independientes que precedieron a la votación del domingo mostraron que el candidato opositor Carlos Ocariz, actual alcalde del municipio capitalino de Sucre, ganaría fácilmente en Miranda, que fue por casi nueve años uno de los bastiones de la oposición, pero problemas como el descontento que hay contra la dirigencia política y la abstención influyeron en la votación.

Si la oposición hubiera atraído tantos votos como cuando ganó en 2015 lo habría logrado, pero el dirigente oficialista Héctor Rodríguez se impuso al alcanzar 641.735 votos.

Uno de los factores que favoreció al oficialismo fue la abstención. En los municipios capitalinos de Baruta, Chacao y el Hatillo, que fueron clave en las pasadas elecciones para asegurar a la oposición una cómoda victoria en Miranda, se registró el pasado domingo una abstención de alrededor de 50%.

Yoger Méndez, un estudiante universitario que participó como voluntario de la coalición para organizar votantes en un centro de Guarenas, admitió que la abstención se generó en parte por el descontento que surgió contra la oposición tras el fracaso de las protestas de los meses pasados, las limitaciones que impusieron las autoridades electorales y las situaciones de violencia que se dieron en algunos centros electorales.

Méndez relató a la AP que él y otros miles de electores vivieron situaciones complejas en la elección debido a la acción de cerca de 70 supuestos seguidores del gobierno, algunos de ellos con los rostros cubiertos y con armas cortas, quienes atacaron al centro de votación de Vista Hermosa, que fue habilitado para recibir a unos 12.000 electores cuyo centro de votación fue reubicado a última hora.

Tras el anuncio de los resultados, la coalición opositora de la Mesa de la Unidad Democrática denunció un fraude en el proceso y responsabilizó al Consejo Nacional Electoral (CNE) —controlado por el gobierno— de esa situación.

Mostrando copias de actas de votación y los registros del CNE del estado sureño de Bolívar, Francisco Castro, dirigente de la coalición opositora, afirmó tajante que en los comicios del 15 de octubre «se cometió un fraude numérico».

Castro indicó en conferencia de prensa que la alianza tiene en su poder al menos once actas que confirman que se «inflaron» unos 2.041 votos a favor del candidato oficialista de Bolívar, mayor general retirado Justo Noguera Pietri, lo que le habrían permitido ganar por un estrecho margen 1.471 votos sobre el opositor Andrés Velásquez.

Asimismo, Ocariz denunció que el CNE «evitó» 217.462 votos a favor de la oposición por la reubicación al última hora de 51 centros de votación, donde tradicionalmente ganaban los sectores adversos al gobierno; la negativa de las autoridades electores de permitir la sustitución de candidatos que renunciaron; la paralización de algunas máquinas de votación por varias horas y la «transmisión irregular» de votos que se hicieron en su mayoría durante la noche.

El dirigente dijo a la prensa que en Miranda el día de la votación ocurrieron actos de violencia en 86 centros que hicieron que se perdieran 27.678 votos.

La AP solicitó al CNE una reacción sobre las denuncias de los opositores pero no hubo cometarios de momento.

La oposición tiene previsto acudir al Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Unasur y otras instancias para denunciar los incidentes ocurridos en las elecciones.