Convertir carbón en gas elevaría emisiones de carbono
Washington Hispanic
AP
ay un detalle: emplear gas natural en lugar de carbón podría amenazar con socavar los esfuerzos para controlar las emisiones de gases de efecto invernadero, dijeron investigadores el martes.
Esa solución ambiental a medias pone de relieve las complejas decisiones que las autoridades de la segunda economía más grande del mundo enfrentan para lograr un punto de equilibrio entre la salud pública y el crecimiento económico con los compromisos internacionales relacionados con el cambio climático.
Entre 20.000 y 41.000 muertes prematuras podrían evitarse cada año con la migración del carbón hacia el gas natural sintético para uso residencial en las provincias del oeste del país, según las conclusiones de investigadores de Estados Unidos y China difundidas en la publicación Proceedings of the National Academy of Sciences.
Si el gas fuera utilizado con propósitos industriales, el número de muertes que se evitarían sería mucho menor y tendría un precio más alto; esto es, un gran aumento en las emisiones de dióxido de carbono, de acuerdo con los investigadores y un informe separado que Greenpeace difundió el martes.
Los esfuerzos inmediatos de China para mejorar la calidad del aire en diversas localidades podría ser resuelta con la utilización de gas sintético producido con la hulla, dijo la coautora del estudio Denise Mauzerall, profesora de ingeniería ambiental y asuntos internacionales en la Universidad de Princeton.
Sin embargo, esta medida «tendría como consecuencia un aumento de las emisiones de carbono, que podrían afectar al mundo», afirmó Mauzerall.
El gas natural genera muchas menos partículas contaminantes si se compara con la contaminación que sale de las plantas termoeléctricas a carbón y de las estufas de carbón que muchos chinos utilizan para calentarse y cocinar.
Esa contaminación, cuyas partículas tienen un diámetro de 2,5 micrones, con frecuencia cubre Beijing y las principales zonas urbanas en las provincias densamente pobladas del este de China. Pone en peligro la salud de las personas cuando las partículas se alojan en sus pulmones, pero podría enfrentarse con eficacia si se reduce el consumo de carbón en los hogares, según Mauzerall.
La tecnología para convertir el carbón en otros combustibles data del régimen Nazi en Alemania, que lo utilizaba para reforzar sus suministros de diésel durante la Segunda Guerra Mundial. Sudáfrica lo utilizó para soslayar restricciones a las importaciones de petróleo durante la era del apartheid. Desde entonces, rara vez se utiliza el método debido a su elevado costo.
Los planes de China por obtener gas sintético reflejan parcialmente la incapacidad de sus reservas de crudo y gas natural para cubrir sus necesidades, dijo Ranping Song, un experto climático del World Resources Institute (Instituto de Recursos Mundiales). Ello a pesar del hecho de que China cuenta con las terceras reservas de carbón más grandes del mundo, con un estimado de 114.000 millones de toneladas métricas (126.000 millones de toneladas), solo detrás de Estados Unidos y Rusia.
En comparación con la combustión directa de la hulla para obtener energía, convertirla primero a gas y luego utilizar éste para generar electricidad, produciría hasta el doble de dióxido de carbono, al que se le considera el principal responsable del cambio climático, destacó Song. El gas natural sintético produce dióxido de carbono primero durante la etapa de procesamiento, y una segunda vez cuando se consume el combustible.
En combinación, las plantas de carbón a gas en China podrían emitir al año hasta 143 millones de toneladas métricas (158 millones de toneladas) de dióxido de carbono adicional, indicaron Mauzerall y sus colegas.
Los pronósticos de Greenpeace son mucho más elevados: hasta 409 millones de toneladas métricas (451 millones de toneladas) de dióxido de carbono adicional al año para 2020. Eso representa cerca del 4% de las emisiones totales de China en 2016, lo que complica aún más el alcanzar los objetivos gubernamentales de reducción de gases de efecto invernadero, dijo Gan Yiwei, quien hace campaña en materia climática y energética para Greenpeace.
La meta de China es estabilizar sus emisiones de carbono, que actualmente son de unos 10.000 millones de toneladas (9.100 millones de toneladas métricas), para 2030.