Bolsonaro regresa a Brasil tras pasar 3 meses en Florida
El expresidente Jair Bolsonaro regresó el jueves a Brasil tras una estancia de tres meses en Florida luego de su derrota electoral, y el populista de derecha dijo a sus simpatizantes que no cree que los izquierdistas conserven el poder del país por mucho tiempo.
Bolsonaro, quien es objeto de varias investigaciones que podrían obstaculizar cualquier intento de reaparición política, llegó a la capital bajo estrictas medidas de seguridad. Las autoridades trataron de evitar que se repitieran los hechos del 8 de enero, cuando los partidarios que no aceptaron su derrota irrumpieron en los edificios gubernamentales. La policía de Brasilia bloqueó la vía principal hacia esos edificios.
Cientos de simpatizantes vestidos con los colores nacionales de Brasil: amarillo y verde, corearon por Bolsonaro mientras esperaban su llegada, pero su regreso no atrajo a las grandes multitudes que muchos de sus aliados esperaban.
Eso pareció complacer a sus rivales.
Alexandre Padilha, ministro de Relaciones Institucionales del actual mandatario Luiz Inácio Lula da Silva, dijo que la recepción había sido un “fracaso”.
El expresidente dijo en su primer discurso tras aterrizar que su sucesor de izquierda y sus aliados “no harán lo que quieran con el destino de nuestra nación”, y agregó que la izquierda solo mantendrá el poder “por ahora, por un rato”.
Hablando frente a una pancarta que decía “hoy Brasil amaneció más fuerte”, Bolsonaro dijo que pasará todo el tiempo que sea necesario en la sede de su Partido Liberal para ayudar en la campaña para las elecciones municipales del próximo año, cuando el país elija a 5.500 alcaldes en todo el país.
Bolsonaro salió de Brasil poco antes del final de su mandato presidencial. Al hacerlo, rompió con la tradición al negarse a entregar la banda presidencial a su sucesor, Lula, quien ganó las elecciones de octubre con el resultado más ajustado desde que se reinstauró la democracia en Brasil hace más de tres décadas.
Mientras estuvo en Estados Unidos, Bolsonaro se mantuvo alejado de la vida pública, aunque pronunció varios discursos ante expatriados brasileños y conservadores, incluso en la Conferencia de Acción Política Conservadora en Maryland.
El exgobernante brasileño dijo que sus tres meses en Florida le ayudaron a tener una visión para el futuro. “Todo lo que vimos allí es lo que queremos implementar aquí. Lo más importante es la libertad”.
Por primera vez en tres décadas, el exmandatario no ejerce un cargo electo.
“Vengo aquí en la posición de un anciano, una persona experimentada que será consultada por quien lo desee. Daré opiniones”, manifestó Bolsonaro.
Carlos Melo, politólogo en la Universidad Insper de Sao Paulo, dijo que Bolsonaro tenía que regresar para confrontar sus múltiples problemas legales, y para repeler a sus rivales que quisieran despojarlo de su lugar como líder de la derecha. Pero el nuevo panorama político le resultará desafiante, añadió.
“Es difícil para él encabezar a la oposición, porque toda su carrera fue un forastero”, dijo Melo. “Ahora no lo es y tampoco es el presidente. Tendrá que abrirse un nuevo camino”.
Los cientos de simpatizantes que se congregaron en el Aeropuerto Internacional de Brasilia a primeras horas del jueves no pudieron ver al exmandatario derechista salir por la puerta principal, y en su lugar se reunieron en la sede del Partido Liberal. Bolsonaro fue recibido en el aeropuerto por su hijo, el senador Flávio Bolsonaro, y por el presidente del partido, Valdemar da Costa Neto.
“Bolsonaro fue el mejor presidente que hemos tenido, nunca había visto un gobierno como el suyo”, dijo Marinalva Wanderley, de 71 años, quien llevó a cinco miembros de su familia desde Sao Paulo a la sede del Partido Liberal. “Creo que estuvo en Estados Unidos con Donald Trump para ver qué es mejor para Brasil y Estados Unidos. Tendremos una oposición mucho mayor (a Lula), eso seguro”.
Las declaraciones de Bolsonaro acapararán titulares y sus fervientes seguidores estarán con él en sus apariciones públicas, pero el impacto político inmediato para el gobierno de Lula parece limitado, estimó Christopher Garman, director administrativo de la consultora de riesgo político Eurasia Group, en un reporte por escrito.
“Hoy lo noté más balanceado”, dijo el legislador Sóstenes Cavalcante, coordinador de la bancada evangélica en el Congreso y aliado de Bolsonaro, en una entrevista telefónica. “Pienso que guardará silencio y dejará que Lula cometa sus errores”.
En las elecciones municipales del próximo año, se tiene previsto que Bolsonaro brinde su apoyo a los candidatos del Partido Liberal, quienes en caso de salir victoriosos, pueden usas sus plataformas para impulsarlo a él o a quien elija como su portaestandarte. El partido comenzará a planear viajes por todo el país para Bolsonaro y su esposa Michelle, quien está a cargo de coordinar el alcance del partido entre las votantes mujeres.
“Su partido entiende que mantenerlo fuera no hará mucho para mitigar sus problemas legales y que debe estar en casa para empezar a interpretar el papel de la principal voz de oposición”, escribió Garman.
Bolsonaro es objeto de una serie de investigaciones, incluida una sobre si instigó el alzamiento del 8 de enero. Revelaciones recientes del diario Estado de S.Paulo sobre joyas valiosas que supuestamente fueron traídas para Bolsonaro desde Arabia Saudí han expuesto al exmandatario a más riesgos legales.
Además de las pesquisas sobre los diamantes, Bolsonaro es objeto de una docena de investigaciones de cortes electorales brasileñas por sus actos en la campaña electoral del año pasado, en especial por sus afirmaciones infundadas sobre que el sistema de voto electrónico era vulnerable al fraude. Si se le condena en cualquiera de esos casos, perdería sus derechos políticos y no podría postularse en los próximos comicios.
Bolsonaro negó el jueves cualquier irregularidad respecto a la joyería: “No escondí nada”, subrayó.