Aumentan las balaceras y las víctimas en Río de Janeiro
Washington Hispanic
AP
rthur estaba todavía en el vientre de su madre cuando se convirtió en la víctima más reciente de una balacera en Río de Janeiro.
Su madre, Claudineia dos Santos Melo, tenía casi nueve meses de embarazo cuando fue alcanzada el 30 de junio por una bala perdida proveniente de un barrio pobre donde se había desatado un tiroteo en la ciudad.
Durante una cesárea de emergencia, los médicos descubrieron que la bala también había afectado a Arthur, a quien dañó los pulmones y la espina dorsal.
Los médicos dijeron que la madre se encontraba estable y fuera de peligro mientras el recién nacido se aferra a la vida. El caso ha indignado a los brasileños y puesto de relieve el aumento de las balaceras en Río de Janeiro.
“Nuca habíamos visto esto antes”, afirmó el lunes en conferencia de prensa Rafael Lopes, director de cirugía en el hospital Moacyr Rodrigues de Carmo, donde nació Arthur.
Los médicos dijeron que es un milagro que Arthur esté vivo. Respira con ayuda de una máquina y está parapléjico, aunque los médicos dijeron que es muy pronto para afirmar si quedará así para siempre.
En los últimos 11 meses se ha registrado un promedio de 13 balaceras por día en la zona metropolitana de Río, según estadísticas de Fogo Cruzado (Fuego Cruzado), una aplicación creada por la delegación en Brasil de Amnistía Internacional en Brasil.
La mayoría de los enfrentamientos a tiros tiene lugar en los barrios pobres controlados por grupos de narcotraficantes en las laderas de las colinas.
El mismo día que Melo fue herida de bala, una madre y su hija murieron en la favela Mangueira, cercana al emblemático estadio Maracaná, durante un tiroteo entre policías y delincuentes que duró más de tres horas.
Marlene María de Conceicao, de 76 años, perdió la vida cuando la alcanzó una bala en la entrada de su casa. Su hija Ana Cristina da Conceicao, de 42 años, también fue baleada cuando intentaba ayudar a su madre.
“El gobierno estatal ha abandonado a las comunidades”, declaró el dirigente de la comunidad Mangueira, Washington Fortunado, durante el funeral de ambas mujeres.
El año pasado, 920 personas murieron durante redadas o patrullajes policiales en el estado de Río, según el Instituto de Seguridad Pública de la región. Este año, la cifra de muertos ha subido casi un 60% respecto a 2016.
“Espero que ninguna familia tenga que pasar lo que nosotros porque es muy doloroso”, dijo el tío de Arthur, Walter de Melo, mientras acompañaba al padre del pequeño a una oficina del registro para inscribir al bebé.