Aliado del presidente Putin arremete contra EEUU
Un alto funcionario del Kremlin advirtió a Estados Unidos el miércoles que podría enfrentar la “ira de Dios” si continúa con los esfuerzos para ayudar a establecer un tribunal internacional para investigar las acciones de Rusia en Ucrania.
Dmitry Medvedev, vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia presidido por el presidente Vladimir Putin, denunció a Estados Unidos por lo que describió como esfuerzos para “propagar el caos y la destrucción en todo el mundo por el bien de la ‘verdadera democracia’”.
“Toda la historia de Estados Unidos desde los tiempos de la subyugación de la población india nativa representa una serie de guerras sangrientas”, acusó Medvedev en una larga diatriba en su canal de Telegram, donde destacó el bombardeo nuclear estadounidense a Japón durante la Segunda Guerra Mundial y la guerra en Vietnam. “¿Se responsabilizó a alguien por esos crímenes? ¿Qué tribunal condenó el mar de sangre derramado por Estados Unidos allí?”.
En respuesta a los llamados respaldados por Estados Unidos para que un tribunal internacional procese los crímenes de guerra de Rusia en Ucrania, Medvedev declaró que Estados Unidos quiere “juzgar a otros mientras se mantiene inmune a cualquier juicio”.
La advertencia sigue a una serie de duras declaraciones de Putin y sus funcionarios que señalaron los arsenales nucleares rusos para advertir a Occidente que no interfiera con la acción de Moscú en Ucrania.
Medvedev, quien se desempeñó como presidente de Rusia en 2008-2012 cuando Putin asumió el cargo de primer ministro debido a los límites de mandato, fue visto por Occidente como más liberal en comparación con su mentor. En los últimos meses, sin embargo, ha hecho comentarios que han sonado mucho más duros que los emitidos por los funcionarios más agresivos del Kremlin.
Por su parte, Vyacheslav Volodin, presidente de la cámara baja del Parlamento ruso, advirtió el miércoles que Washington debe recordar que Alaska era parte de Rusia cuando congela los activos rusos. Rusia colonizó Alaska y estableció allí varios asentamientos hasta que Estados Unidos la compró a Rusia en 1867 por 7,2 millones de dólares.