Un nuevo viaje a la poesía de José María Eguren

Por: Jim Anchante*

La edición crítica del poemario Simbólicas (El conde plebeyo, 2021) de José María Eguren, realizada por Renato Guizado Yampi, tiene varios aportes. Pero primero mencionemos que no es la primera vez que Guizado realiza un trabajo sobre el maestro simbolista. Sustentó una tesis de licenciatura que luego publicó en formato de libro: Detalle, ritmo y sintaxis en la poesía de José María Eguren (Academia Peruana de la Lengua, 2017). A ello hay que sumarle diferentes artículos y ensayos sobre el autor de La canción de las figuras. Por ende, podemos afirmar sin titubeos que nos encontramos ante uno de los principales conocedores de la poesía egureniana en el presente siglo.

 

Ahora sí vayamos a los aportes. En primer lugar, quisiéramos destacar la pulcritud de Guizado en lo referente al cotejo de las ediciones. No se queda solo en las cuidadosas publicaciones de Ricardo Silva Santisteban sobre la obra de Eguren (1974, 1997 y 2015), sino que las coteja con la edición príncipe e incluso con manuscritos y publicaciones en revistas y diarios locales, guardados estos documentos en la Biblioteca Nacional del Perú.

 

En ese sentido, es interesante por ejemplo cotejar las variaciones en manuscritos o en algunos poemas publicados antes de 1911 con la versión final en el poemario. Así, señala que en la libreta manuscrita donada por Luis Alayza el poema “Lied II” se titulaba “Muerta”, con lo cual ya se establece una línea de lectura. Un caso parecido es el subtítulo “La Muerte” en el poema “La Tarda”, el cual se encuentra en un manuscrito, pero no en la edición de 1911. En otros casos la comparación es solo ortográfica, como el cambio de escritura de “Sighna”, la cual cambia a “Syhna” en la publicación del libro. Dichos datos son fundamentales para quien desea estudiar de manera rigurosa la poesía de Eguren.

 

El segundo aporte va por el lado del estilo. Guizado ha estudiado los aspectos gramaticales, léxicos y figurativos de Eguren en su libro de 2017 y en esta edición dicho análisis se manifiesta en las notas. Así, un recurso destacado en la “sintaxis” egureniana es sin duda el hipérbaton, el cual Guizado asocia con la particular rítmica de su poesía. Sobre las figuras, se pone énfasis en las metáforas, antítesis y metonimias que recorren el poemario en su búsqueda de crear un universo particularmente misterioso.

 

Y sobre el léxico, qué duda cabe que es uno de los aspectos clave para entender la estética egureniana. Arcaísmos, neologismos y extranjerismos se suceden en un caudal verbal guiado por la fina música del poeta en pos de crear un efecto hechizo en su verso. El léxico en Eguren es tan relevante que varios de sus estudiosos han tocado el tema en distintos momentos. Guizado busca sintetizar dichos aportes en esta edición.

 

El tercer aporte es interpretativo. Guizado no se queda solo en las exégesis que sobre los poemas de Eguren se han realizado desde hace más de un siglo, sino que se anima a aclararlas y, en algunos casos, refutarlas a partir de su propia experiencia de lectura. Así, en las notas de los poemas figuran las menciones a estudiosos del maestro simbolista, desde los primeros (Zulen, Carrillo), pasando por los clásicos (Núñez, Silva Santisteban, Debarbieri) y llegando hasta los más recientes (Areta, Chueca, Fernández). El conjunto de notas que acompaña cada poema, si bien no agota la polisemia del símbolo egureniano, sin duda alguna sirve como una detallada guía de lectura, en especial para el lector no especializado.

 

Un cuarto y último aporte que queremos destacar de esta edición es el conjunto de datos que establece Guizado para construir el contexto cultural de la poesía egureniana. Sabemos que en sus poemas hay menciones a personajes mitológicos, músicos, composiciones musicales, entre otros. El editor rastrea en dichas referencias, con lo cual sienta las bases, no solo para construir la “biblioteca” de Eguren (las lecturas que lo definieron y que se manifiestan explícita o implícitamente en los poemas), sino también para tejer esa red intercultural de un autor que también fue pintor y fotógrafo, así como un profuso conocedor de la música.

 

No quisiéramos terminar sin destacar una cita del estudioso sobre la naturaleza de la poesía egureniana: “José María Eguren entiende que el arte es un instrumento para exteriorizar la belleza, sentida en lo delicado y perfecto de la Naturaleza, y en la intensidad de los sentimientos, pero conocida solo parcialmente, pues es una noción que trasciende el estímulo físico y la explicación lógica, o sea, es indefinible” (p. 25). Es en estos términos que Guizado busca fundamentar el simbolismo de Eguren, el cual se diferencia notablemente de los escritores de su tiempo.

 

Hemos querido destacar algunos aportes de esta edición. Sin duda hay otros que lectores más atentos también podrán señalar. Para concluir, debe quedar claro que una edición crítica no agota las posibilidades de lectura de un autor. Y en el caso de Eguren mucho menos. Sin embargo, el cuidado en el manejo de las versiones y la profundidad de la investigación vuelven este libro una lectura indispensable para este osado y a la vez placentero viaje por la poesía de Eguren.

 

(*) Escritor, Doctor en Estudios Iberoamericanos, investigador y docente peruano