Poeta del recogimiento: Ricardo Ballón
Grego Pineda
Hay mucho que decir sobre la obra literaria del boliviano-estadounidense Ricardo Ballón. Pero debe hacerse con la precisión y pulso que él imprime en cada verso e imagen poética que crea y recrea. Su poesía surge del recogimiento, de la contemplación y meditación. No hay lugar al arrebato o desenfreno de pasión y menos de confrontación.
Sus poemas evocan, provocan y convocan. Evocan su amada Bolivia y no digo su patria porque dicho término implica azarosa Historia nacional y aunque Ricardo no huye del devenir histórico de su país, entiende la fatalidad que implica tener una capital llamada «La Paz» desafiada per saecula saeculorum. Ricardo evoca una Bolivia acrisolada en su memoria de hijo, estudiante, gestor de una nación más justa, padre y hermano.
Provocan en el lector la rápida adhesión a su estilo: breve, límpido, preciso. Pienso a Ricardo Ballón como un orfebre cuya inspiración visualiza una joya y poco a poco, con dedicación y concentración y quizá con respiración contenida, la va moldeando, sin prisas. Crear una joya poética es la meta y exponerla es su deseo.
Convocan a un deslumbramiento por la naturaleza, la vida, el amor, la sensualidad, el arrobo ante la magnanimidad de lo superior. El señor Ricardo Ballón construye un mundo encantado con su palabra transfigurada pero jamás sacrificada y menos crucificada. Su mundo es de luz lunar, las sombras danzan y el río murmura y nutre, con su frescura y vida, la ilusión de eternidad. ¡Hay tanta libertad en su poesía!
La obra poética de Ballón se percibe decantada, profunda y con apego irrestricto a las formas. Indica, holgadamente, que es más que poesía boliviana o latina en los Estados Unidos de América. Encasillarla en fronteras es limitarla. En sus versos no hay espacio para nimiedades. Su inspiración vuela alto, sus versos nos dan el cielo, montañas, ríos, amor a la madre, a los hijos y nos coquetea con un delicado y fino erotismo. Esto, sin duda, son temas universales.
Ricardo Ballón, poeta, cuentista y periodista, estudió Comunicación Social en la Universidad Católica Boliviana y cursos de posgrado en Comunicación política en el DEBEM de Bolivia y la Universidad Complutense de España. Trabajó en su profesión en Bolivia. Y tuvo un intenso activismo político en sus años mozos. Pero esta información mundana ya no importa; lo importante es su obra publicada. Ella lo trascenderá.
Sus libros: Cabriolario, El Diario de la Sombra, Cal y Canto, Niños de piedra y O-ir al arroyo. En antologías: del Festival de Poesía Ciudad de Nueva York; Muerte y Poesía de la Universidad Autónoma de Aguas Calientes, México; de la Alianza Latina, Washington DC.; Poetas bolivianos contemporáneos de España; Voces en la madrugadadel Colectivo literario Alta hora de la noche, Washington DC. Y otras más.
Invito a que busquen los libros de este extraordinario escritor y que, como yo, disfruten de tanta sensibilidad, paz y vida. Su lectura fluye porque no hay jerarquías ni pretensiones baladíes en sus poemas, solo develación, comprensión y compartimiento. ¡Dios salve al poeta!