La Herencia Cultural Hispana en Los Estados Unidos de América

Por Grego Pineda*

Reconocer o no la herencia cultural hispana o latina en el país que se llama The United States of América, es una decisión y/o acción que, de hacerlo, engrandece y será en provecho del individuo, comunidad, organización o nación.

El punto es que el aporte cultural, en su sentido amplio, está allí, intrínseco, circulando, conviviendo e impregnado en el día a día de todos los habitantes. Es decir, vive y pervive sin necesidad de ser reconocido. Y me explico a continuación.

Para empezar, los extensos Estados de California, Texas y Nuevo México, fueron anexados después de una guerra que no deseo analizar. México perdió su territorio al firmar el Tratado de Guadalupe-Hidalgo, el 2 de febrero de 1848, ¿Cómo negar la “herencia territorial” hispana?, por no hablar que esa tierra estaba preñada de mexicanos, costumbres, arte e incluso gastronomía que aún hoy se consume en exitosos restaurantes regados a lo largo y ancho de USA.

¡Y por cierto!, el querido México también se llama Los Estados Unidos Mexicanos, su nombre es más honesto con la realidad, es decir, no se abrogan la semántica de ser “de América”, sino solo los Estados “Unidos” del territorio mexicano. Es decir, en esta línea de honestidad, Los Estados Unidos de América donde vivimos, deberían llamarse, si al caso, Los Estados Unidos de Norteamérica. Muchos así lo llaman, como un acto personal de integridad intelectual.

Mi punto es que la Herencia Hispana en USA no necesita ser reconocida, sólo celebrada, estudiada y agradecida, porque es inconcebible el desarrollo y grandeza económica, tecnológica y política de este país sin el aporte de TODA AMERICA, es decir, de los países que están junto a México hasta el final del Sur.

Incluso Brasil, que no habla español, también ha contribuido con su materia prima y recursos esenciales al desarrollo del país fundado por extraordinarios hombres como George Washington y Abraham Lincoln.

La Herencia Cultural está allí, reconocida o no. Y como en toda herencia, si no se acepta pierde el que la niega, no el legado per se. Nunca debe considerarse ¡jamás! como una petición o súplica de que nos reconozcan o acepten, como parte integral de la nación de Los Estados Unidos de América, sino como algo propio, que en caso se nieguen aceptarlo, sería como negar que esta nación es producto de la migración de todos los tiempos, empezando con los ingleses que bajaron del Mayflower en la bahía de Massachusetts, a un territorio donde ya había aborígenes.

Pero este articulo es para el siglo veintiuno y para el futuro, no para las taras sociales y racistas que siguen negando la presencia e importancia del aporte Hispano o Latino en la naturaleza constitutiva de Los Estados Unidos de América. Para estos pocos enajenados de la historia solo debe haber: comprensión, compasión y la esperanza que la realidad histórica se imponga con la ayuda de un sistema legal eficiente.

Hablar de herencia es interesante, hace poco se conmemoró, con mucho respeto y tristeza, el 11 de septiembre en los Estados Unidos de Norteamérica, porque unos sujetos atacaron las torres gemelas en New York en el 2001, pero esta misma fecha, es decir, el 11 de septiembre, pero de 1973, en Latinoamérica se conmemora el ataque contra el Palacio de La Monda en Santiago de Chile, cuando la negra noche de muerte y terror comenzó en ese país gracias a un régimen dictatorial.

En todo caso, el conocimiento de la Historia debe ser para conocer y comprender el origen y naturaleza de las cosas importantes, para reconocer las diferencias entre los pueblos y seres humanos, pero no para dividirnos, sino para complementarnos e integrarnos. Siempre es mejor sumar que restar. Y se ha dicho, hasta convertirlo en cliché: la unión hace la fuerza.

Siempre y cada día, en el corazón de los hispanos que vivimos en Los Estados Unidos de Norteamérica debemos tener la certeza que nuestra valía como pueblo, como parte de algo más grande de nosotros mismos, está vivo en el respeto a nuestros abuelos, nuestra lengua, buenas costumbres, nuestra Historia, nuestra Herencia a nuestros descendentes y por tanto a este país del Norte, donde solo hay un camino que nos salvará a todos: el futuro armonioso, con oportunidades y desarrollo.

 

 

*Escritor, estadounidense y salvadoreño, Magister en Literatura Hispanoamericana, residente en Virginia.