La audacia de Ani Palacios, bien merece un cuento

Por Grego Pineda*

En la edición del 12 de noviembre del 2021, se publicó la reseña sobre la novela de Palacios: «Los amantes de la viuda Cuevas»; y se dijo: “[…] novelas que reflejan su talento como escritora y su compromiso con los tiempos nuevos, donde la mujer evidencia su valor histórico y reivindica su trascendencia social y profesional. Algunas de sus novelas: «Paloma Aventurera», «Hay un muerto en mi balcón», y muchas más han sido bien recibidas por la crítica y el gran público”. 

Pero luego y para mi sorpresa, Ani Palacios, me comentó que tenía varios cuentos nacidos a la vez que había escrito sus muy bien logradas y balanceadas novelas.  Acordamos que los leería y que publicaría mi opinión sobre ellos. Y quedé impresionado de la manera osada y audaz con que se desarrollaban los cuentos y de cómo los personajes se rebelaban e independizaban para vivir fuera del balance, pundonor y límites que advertí en las novelas que leí.  Los cuentos de Ani Palacios, son otro cuento.

La lectura del libro «Mentes desgarradas -relatos sórdidos» es una experiencia excitante, en el sentido amplio de la palabra. Incluso, no es casualidad que el conjunto de cuentos sume el cabalístico número trece, porque hasta con eso la autora pretende romper paradigmas, tabúes, mojigaterías, posturas conservadoras-evasoras y hasta miedos. En este caso el número 13 toma una connotación diferente al otorgado en el imaginario social: aquí implica una invitación a la aventura o al encuentro sorpresivo.

La temática del libro es variada y cada cuento es una obra literaria Per se, no solo por lo muy bien estructurados y estilo definido, sino porque la autora crea y en su mayoría recrea escenarios que, si bien son producto de su imaginación, también pueden ser creíblemente reales. Y refracta la vida en su infinita variedad de matices y colores, aunque enfatiza en las sombras, el gris o negro de la conducta humana.

Admiro el celo de la autora respecto a sus lectores, y a mi juicio su excesiva responsabilidad de pretender advertirnos, desde el título del libro, que lo que hay dentro son “relatos sórdidos”. Lo que queda suelto es la frase principal: “Mentes desgarradas”. Y me queda la duda si se referirá a las mentes desgarradas, naufragadas o torvas de sus personajes, de la conciencia colectiva que permea su narrativa, del efecto probable en sus lectores o en la afiebrada imaginación de una escritora que exorciza sus fantasmas. 

Solo la benignidad de la consagrada novelista y ahora cuentista Ani Palacios, justifica el adjetivo “sórdido” para sus relatos. No era necesario. Sórdidas son las noticias e historias que se leen cada día en múltiples periódicos y revistas. Y además el afán que tienen estos medios masivos para metalizar en su beneficio el morbo, la perversión, crueldad y saña de la humanidad, lo cual exponen impúdicamente, sin filtro, sin gracia, sin cuido, sin arte y se suman, así, a la sordidez que coexiste con una sociedad que disimula día a día su permanente expulsión del paraíso terrenal, por miserables.

Cada cuento es un microcosmos donde los personajes se definen por sus actos y eso libera a la autora de responsabilidad de describirlos, en tanto en cuanto sus personajes, protagonistas y titulares de cada cuento, son dueños de sus actos. Los relatos ¿sórdidos? no tratan del espíritu humano y mucho menos de la moral ni siquiera aspiran ser inmorales. Son amorales, así, sin moral alguna.  Y esto es un mérito, no un defecto. La moral es un discurso. Y cada persona, conglomerado, sector o intereses, le aplica el tono que le conviene. Y por eso la autora, que aspira a ser universal, no se encasilla, y se libera de cogobernar la conciencia de sus lectores.

El lector estará con un libro en sus manos cuya lectura puede ser una experiencia lúdica, erótica, inquietante, exacerbada, novedosa, futurista, humillante, cibernética e incluso “sórdida” como nos han advertido, pero jamás, nunca, un libro aburrido y mucho menos insípido o sin presencia o personalidad. El libro exige ser leído y ofrece la aventura de descubrir si es sórdido o no. Adquirirlo en Amazon, vale la pena, si dudas.

(*) Grego Pineda

Magister en Literatura Hispanoamericana de la PUCP, exembajador de El Salvador en Perú y Bolivia.