Color y versos de Martivón Galindo: La vida toda

Por Grego Pineda*

 

«Martivón Galindo es una artista destacada en la arquitectura, pintura, poesía y en la docencia universitaria. Su obra visual procesa desde el trauma del exilio hasta las delicias del Eros y el júbilo de la maternidad y la infancia.  En su obra poética se manifiestan luchas meta-poéticas expresadas como el uso de la rima y la métrica en contra de ellas mismas para dar paso a la opción por la poesía en verso libre», comenta el poeta washingtoniano Carlos Parada.

 

Y para la poeta dominicana Sofía Estévez: «Martivón Galindo es una caja de sorpresas, tuve el gusto de conocerla como poeta y narradora, su poesía es combativa, cruda y tierna a la vez, además es un testimonio de su propia vida de joven mujer clase media-alta, casada, educada, profesional que abre los ojos a la realidad injusta de su país y comprende la vida desde el lado indigno que no le tocó vivir, pero al que se vuelca a través de la denuncia en un gesto solidario que le cuesta días de cárcel y luego el exilio».

 

Por su parte, el poeta Vladimir Monge dice: «Martivón Galindo escribe para contarnos historias sin tiempo, en prosa o en verso, donde hilvana el pasado caótico salvadoreño con la conciencia del presente, bueno o malo, como referente que nos señala que siempre el futuro está por delante y que no todo está perdido porque el sueño de la plenitud, la justicia, la redención y la decencia de la patria amada continuará, talvez de formas nuevas o insospechadas, pero utopía al fin, que nos conecta y reconecta con un espacio geográfico de este mundo que llamamos nuestro país, que ha visto levantarse y colapsar tanta bondad y miseria».

Estévez puntualiza que «Leer a Galindo es recorrer la antesala de la guerra civil salvadoreña: secuestros, capturas, desaparecidos, crímenes, los asesinatos de Roque Dalton y Monseñor Romero, y después la propia guerra con todas sus atrocidades. “Sabemos que vivimos de milagro hoy en día. Y ha cambiado tanto nuestra manera de pensar, que ya valoramos todo en diferente forma. Tal vez, eso sea lo positivo de tanto sufrimiento, de tanto dolor” (Martivón Galindo)».

 

«A la par de la obra escrita de Martivón aparece una obra gráfica contundente y visceral, con una composición geométricamente cuidada que nos mete en un mundo suyo bifurcado entre surrealista y cubista tropical. Esta precisión, me atrevo a pensar, la logra con su ojo de arquitecta», comenta Sofía.

 

«Martivón no solo se reinventa en el exilio como poeta, narradora y artista gráfica -dejando una exitosa trayectoria como arquitecta en su país- sino que regresa a estudiar y obtiene un Doctorado en Lenguas y Literaturas Hispánicas de la Universidad de California en Berkeley, luego pasa a ser profesora universitaria por más de veinticinco años y además directora y profesora del programa “Latín American and Latino/a Studies” en Holy Names University en Oakland», finaliza Estévez.

 

Parada se refiere a la obra de Galindo así: «La dialéctica entre la supervivencia y la opción por las artes es uno de los hilos conductores de su poesía expresados de manera magistral. Su poesía manifiesta además elementos lúdicos inteligentes poco comunes en la poesía en habla hispana que tienen el efecto de refrescar el oído y generar las sonrisas y el deleite de sus oyentes durante sus lecturas».

 

Monge con mucha admiración y respeto, lo cual comparto, se refiere a Martivón: «Ella es la poeta que asume su papel en la diáspora y le enseña la patria al mundo. La que se siente orgullosa de ofrecer sus colores y palabras en los más altos salones de la academia y las galerías de arte y en las calles, los puertos, los mercados y las iglesias. Ella agarró a la patria de la mano un día gris de pocos y ardientes caminos y como aquel poeta mártir, le dijo: “vámonos, patria, a caminar, yo te acompaño” (Otto René Castillo)».

Y concuerdo con Vladimir en que: «En la fina utilización del lenguaje y la metáfora encontramos en Martivón una poesía íntima y a la vez colectiva que lejos de asumir la experiencia migratoria, la diáspora salvadoreña, como derrota, la asume como a una hija, a la que hay que cuidar para que crezca sana y feliz, entre colores, poemas y conceptos políticos que no por serios dejan de ser bellos».

Las propuestas estéticas de Martivón Galindo son contundentes, y aunque parten de la individualidad (salvadoreña-migrante), lo cierto es que llega a globalizar las emociones, tanto en la poesía y prosa como en sus pinturas. También, su trayectoria es larga, constante y muy productiva, pero sobre todo comprometida con la vida, la lucha, la nación soñada y demás utopías que le dan sentido a una existencia y todo ello se transmuta en su vida. Vida de la cual seguiremos comentando la próxima semana.

 

*Escritor, Magister en Literatura Hispanoamericana, residente en Virginia.