Lenin Tamayo, el fenómeno de redes sociales que fusiona quechua y K-pop
El peruano Lenin Tamayo escuchaba desde niño música de los Andes que su madre cantaba en español y quechua, la lengua indígena más hablada del continente americano. En su adolescencia, el K-pop se convirtió en su pasión y le permitió encontrar un grupo de compañeras de clase con gustos similares que se volvieron un muro inexpugnable contra el feroz acoso que enfrentó en su escuela por sus rasgos indígenas.
Tras culminar sus estudios de psicología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos no se imaginaba ejerciendo su profesión. Quería ser cantante y la mezcla del quechua con el K-pop ocurrió de forma natural. “¿Por qué no traslado esta experiencia del K-pop con la música andina?”, se dijo Lenin, de ahora 23 años, mientras practicaba sus pasos de baile en su casa en un suburbio de Lima.
Así empezó en 2022 su experiencia como cantante que le ha otorgado más de 4,4 millones de “me gusta” en su cuenta de TikTok. Aunque tiene la ilusión de mostrar su talento en conciertos al aire libre, por ahora las redes sociales le han ayudado a transmitir su música que se difunde “sin tener un presupuesto abismal”.
En los cinco sencillos digitales que ha lanzado en internet, mezcla letras en español y quechua con ritmos de K-pop, en una forma que él denomina Q-pop con la “q” de quechua, una lengua indígena compartida por 10 millones de hablantes en diversas zonas de Perú, Ecuador, Colombia, Brasil, Bolivia, Argentina y Chile, según Naciones Unidas. En entrevista con The Associated Press, Lenin afirmó que su música en lengua nativa “ayuda a abrazar las raíces pero, sin ser ajenos a la modernidad y globalización”.
Lenin dice que la estética del K-pop le permite desarrollar una propuesta personal donde mezcla una coreografía propia y una forma de actuación que contribuye a reforzar su mensaje clave: amor y libertad. “Amor para unir pueblos y la libertad para ser uno mismo, porque se trata de abrazar la existencia y buscar una vida plena, llena, real, con profundidad”, indica.
Su vida siempre estuvo cerca de los escenarios. Hijo único de Yolanda Pinares, una talentosa cantante de música andina contemporánea que, afirma, le enseñó la importancia de mostrar su identidad quechua en un país donde el racismo “está encubierto”, pero a la vez se detecta hasta en los programas de comedia en televisión, donde los indígenas son objeto de burla por su acento al hablar español y su forma de vestir.
Lenin, a quien su madre llamó así en recuerdo del revolucionario ruso Vladímir Ilích Uliánov, señaló que en el colegio era acosado por ser tímido, además de tener una complexión delgada, ojos alargados, cabello negro y lacio, así como pómulos afilados. Cree que esos rasgos, de algún modo similares entre los jóvenes andinos y los cantantes de Corea del Sur, también han impulsado a que el K-pop se popularice incluso en remotas aldeas y en la periferia de Lima, donde viven millones con raíces indígenas.
“El arte es un vehículo para mover conciencias y generar cambios”, dijo Lenin, quien el jueves lanzó en formato digital su álbum debut titulado “Amaru”, que significa serpiente en quechua. “’Amaru’ está muy amarrado con la historia, letra, música, mitología de los incas y con los sonidos modernos”, apuntó.
En un video de adelanto de “Amaru”, disponible en las redes sociales de Lenin desde hace varias semanas, aparecen policías golpeando manifestantes que llevan una bandera peruana y luego persiguen a una mujer que escapa por un bosque de los Andes. Esta escena trae un recuerdo fresco entre los peruanos acerca de las recientes protestas ciudadanas que exigían la renuncia de la presidenta Dina Boluarte y que han dejado 67 muertos, la mayoría de origen indígena y en los Andes.
Como miles de peruanos, Lenin participó de las protestas a inicios de año en la capital. “Es muy importante hacer este tipo de música porque eso permite generar un cambio y generar esperanza en los jóvenes”, dijo.