Trump busca virar procesos contra él en un contrataque

Desde el punto de vista legal, las palabras más importantes que dijo la semana pasada el expresidente Donald Trump tras ser acusado de 34 delitos por el fiscal del distrito de Manhattan fueron “no culpable”. Pero para la política, las más significativas fueron “interferencia electoral”.

Al repetir esas palabras, que han encontrado eco en otros republicanos destacados, Trump mostró cómo intenta convertir su posición histórica como el primer expresidente procesado por delitos penales en una ventaja. Es un nuevo ejemplo de una práctica continuada durante su carrera política: afirmar sin pruebas que las elecciones están amañadas en su contra.

Tras su primera comparecencia judicial en el caso en Nueva York, el primero de varios procesos legales que enfrenta, Trump enumeró las distintas investigaciones en su contra y las tachó de intentos “enormes” de interferir con las elecciones de 2024.

“Nuestro sistema de justicia se ha vuelto anárquico”, dijo Trump en un acto con simpatizantes en su hogar de Florida, Mar-a-Lago. “Lo están utilizando ahora, junto con todo lo demás, para ganar elecciones”.

Trump ha expresado alguna versión de esas afirmaciones en al menos 20 publicaciones en medios sociales desde el 3 de marzo, la mayoría en las últimas dos semanas cuando un jurado investigador de Manhattan se preparaba para procesar al exmandatario, como ocurrió el jueves.

Trump anunció su nueva campaña a la Casa Blanca poco después de las elecciones de media legislatura en noviembre, en lo que algunas personas de su círculo vieron como un intento de frenar varias pesquisas que giran en torno a su persona.

Afirmar que le están robando unas elecciones es una táctica rutinaria de Trump, pese a la falta de pruebas para respaldar sus acusaciones. Cuando competía por la candidatura republicana a la presidencia en 2016, Trump atribuyó al fraude su derrota en los caucus de Iowa. Cuando ganó la Casa Blanca ese noviembre, pero perdió el voto popular, aseguró que el único motivo por el que había quedado por detrás en esa categoría era porque habían votado inmigrantes sin permiso de residencia. Un comité que formó para encontrar fraude electoral se disolvió sin encontrar pruebas que sostuvieran su argumento.

 

La carta de la victima

Funcionarios federales y estatales y el propio fiscal general nombrado por Trump han dicho que no hay pruebas creíbles de que la votación de 2020 estuviera comprometida. Las acusaciones de fraude del expresidente también fueron rechazadas de plano en los tribunales, incluso por jueces nombrados por Trump.

Trump se comporta como un político con problemas legales, señaló Steven Levitsky, politólogo de Harvard.

“Desde luego no es el primer político en ser procesado -en ocasiones de forma justa, en ocasiones no- que juega la carta de la víctima política”, comentó Levitsky.

El politólogo, coautor del libro “How Democracies Die” («Cómo mueren las democracias»), dijo que varios expresidentes de otros países afirmaron cuando fueron procesados que todo era una trama para frustrar elecciones futuras. 

Cuando se le preguntó al fiscal del distrito de Manhattan, Alvin Bragg, en una conferencia de prensa el martes si el momento de avanzar en el caso era una cuestión política, respondió que “presento los casos cuando están listos”.

La oficina de Bragg declinó hacer comentarios sobre las declaraciones de Trump sobre “interferencia electoral”, al igual que el Departamento de Justicia.

Los críticos advierten que Trump vuelve a sembrar sospechas de fraude que podrían dañar la democracia. “Ya hemos visto esta película”, dijo en un comunicado Joanna Lydgate, directora general de States United Action, que monitorea a políticos que adoptan las mentiras electorales de Trump. “Sabemos que esto es peligroso porque todos vimos lo que ocurrió el 6 de enero”.