Macri declara guerra a la pobreza y la corrupción

Almudena Calatrava
y Vicente Panetta
Buenos Aires / AP

auricio Macri juró el jueves 10 como presidente de Argentina hasta 2019 con un discurso conciliador en el que prometió combatir la corrupción y pidió la colaboración de todos los sectores políticos para hacer frente a los desafíos económicos.

Macri, un tecnócrata conservador de 56 años, juró el cargo ante los presentes reunidos en el Congreso, adonde no acudió la presidenta saliente Cristina Fernández ni la mayoría de los legisladores peronistas que le responden. Gabriela Michetti juró a su vez como vicepresidenta.

Luego salió al balcón de la Casa Rosada, donde acompañado por su esposa Juliana Awada, su pequeña hija Antonia y la vicepresidenta prometió a los argentinos “siempre decirles la verdad y mostrarles cuáles son los problemas porque sé que ustedes son suficientemente capaces e inteligentes para, trabajando juntos, resolverlos”.

Mientras tanto, miles de seguidores con banderas argentinas coreaban “Se siente, Macri presidente” y “Sí se pudo”.
Ganador de la segunda vuelta electoral del 22 de noviembre, Macri inaugura un nuevo ciclo político que reemplaza al kirchnerismo, el movimiento de centroizquierda creado en el seno del peronismo por Fernández (2007-2015) y su fallecido marido y antecesor Néstor Kirchner (2003-2007). Ambos desarrollaron un poder personalista y aplicaron una fuerte intervención estatal en la economía y amplios programas sociales.

Macri, miembro de una familia empresaria, presidió el club de fútbol Boca Juniors y fue alcalde de Buenos Aires entre 2007 y 2015.

Asume el poder con varios retos por delante: una inflación de al menos 27 por ciento anual, restricciones a la compra de dólares, retraso cambiario, estancamiento del crecimiento, un déficit fiscal superior al 7% del producto interno bruto y el litigio en Nueva York con los llamados “fondos buitres”, inversionistas que han demandado al país por títulos impagos de su deuda.

En su discurso en el Congreso, el mandatario aseguró que no se va a olvidar de los más desfavorecidos. “Vamos a cuidar a todos, el Estado va a estar donde sea necesario”, señaló el dirigente conservador.

En una crítica hacia la administración saliente, advirtió que será “implacable” con los corruptos y que no permitirá que haya “jueces militantes” que protejan a los políticos ni que se avasallen las instituciones.

Fernández rechazó la propuesta de Macri de recibir los atributos de mando en la sede del gobierno, como se ha hecho –salvo excepciones- desde 1868, y no en el Congreso, como era el deseo de la presidenta saliente.

La polémica en torno a la ceremonia puso en evidencia la primera fisura dentro del peronismo desde la derrota electoral: mientras los diputados kirchneristas decidieron ausentarse, los legisladores del peronismo más tradicional
participaron en la jura en el Congreso.

Durante el resto de la jornada, Macri tomó juramento a sus ministros y por la noche asistió junto a su esposa a una función de gala en el Teatro Colón de Buenos Aires, una de las más importantes salas líricas del mundo.