¿Trump suma votos o los ahuyenta?
La carrera política de Donald Trump entra en una nueva fase el martes, en que el electorado comienza a votar en las primarias con miras a las elecciones de mitad de término y se podrá ver qué arrastre sigue teniendo el exmandatario con su estilo populista, su promoción de las guerras culturales y su insistencia en negar su derrota en las elecciones del 2020.
El primer examen lo rendirá en Ohio, donde su candidato a una banca vacante en el Senado, JD Vance, enfrenta a varios rivales que por meses buscaron el apoyo de Trump. En las semanas siguientes, comicios en Nebraska, Pensilvania y Carolina del Norte servirán como un referendo sobre Trump y dirán hasta qué punto el magnate puede moldear el Partido Republicano a su gusto.
En casi todas las contiendas, Trump ha apoyado solo a figuras que promueven sus denuncias falsas de un fraude electoral y restan importancia a la violenta toma del Congreso del año pasado que él alentó.
“El mes de mayo va a ser clave para determinar lo que somos”, declaró el gobernador republicano del estado de Maryland Larry Hogan, quien cuestiona a Trump y apoya a los gobernadores en funciones de Georgia, Ohio y Idaho. Todos buscan la reelección frente a rivales apoyados por Trump. “Me preocupa el que haya gente que trata de destrozar el partido o de quemarlo”, agregó Hogan.
Pocos estados son más importantes para Trump que el de Georgia, donde se comienza a votar el lunes, aunque la primaria está pautada para el 24 de mayo. Ha asumido un papel particularmente activo en la contienda por la gobernación, reclutando a un exsenador para que trate de arrebatarle el cargo a un republicano que no acepta sus mentiras acerca de las elecciones. Por la misma razón, Trump quiere derrotar el secretario de estado en funciones, a quien presionó sin éxito para que no reconociese la victoria de Joe Biden.
Si bien las primarias se prolongarán varios meses, la primera tanda de consultas puede marcar el rumbo de las contiendas futuras. Si el electorado apoya a los candidatos de Trump, el expresidente se consolidará como el hombre fuerte del Partido Republicano y podría sentirse empujado a postularse nuevamente a la presidencia. Por el contrario, derrotas sonadas pueden reducir su ascendencia y envalentonar a quienes proponen una visión alternativa entre los republicanos.
“Hay gente en Washington que quiere que (Trump) desaparezca. Pero eso no va a pasar”, pronosticó el senador Ted Cruz en una entrevista.
Los republicanos se están tirando con munición pesada en un esfuerzo por ganar el respaldo de Trump.
El senador Rick Scott, quien encabeza los esfuerzos de los republicanos por recuperar el control del Senado, dijo que el mes de mayo será un período brutal, de peleas internas, en lugar de buscar soluciones políticas y de marcar contrastes con los demócratas.
“En las primarias a menudo abundan las difamaciones y eso es lo que está sucediendo”, dijo Scott.
Ninguna contienda es más compleja que la primaria republicana de Georgia. Trump se ha pasado meses criticando el gobernador Brian Kemp y al secretario de estado Brad Raffensperger, a quienes acusa de no haberlo ayudado a revertir su ajustada derrota en las elecciones del 2020.
Ese revés fue confirmado por tres recuentos de votos, por funcionarios nacionales y estatales y por el propio secretario de justicia de Trump. Las denuncias de fraude fueron rechazadas por un tribunal tras otro.
El vicegobernador de Georgia Geoff Duncan, un detractor de Trump que no busca la reelección, dijo que la decisión del expresidente de apoyar al exsenador David Perdue contra Kemp es un “vergonzoso” despilfarro de dinero que puede perjudicar a los republicanos en las elecciones de noviembre.
Por ahora, Trump sigue siendo indiscutiblemente el que manda en el Partido Republicano y nadie quiere incurrir en sus iras.
A seis meses de las elecciones, en las que, según tendencias históricas, se pronostican grandes victorias republicanas, los candidatos de ese partido han gastado enormes sumas atacándose entre sí, mientras que los demócratas se reservan para la consulta de noviembre.
En Ohio, media docena de candidatos republicanos al Senado y sus partidarios de afuera llevan invertidos más de 66 millones de dólares en forma combinada, según dirigentes demócratas que estudian los gastos en publicidad. La gran mayoría de ese dinero fue para atacarse entre sí.
Mike Gibbons, empresario del ramo de la construcción de Cleveland, lleva gastados 15 millones de dólares solo en publicidad televisiva, incluida una en la que muestra a Vance describiendo a Trump como “un idiota”.
Los republicanos están gastando mucho más que los demócratas, pero no para socavar sus plataformas, sino peleándose entre ellos.
El senador de Michigan Gary Peters, que encabeza los esfuerzos de los demócratas por conservar el control del Senado, dijo que los republicanos básicamente le están haciendo la campaña demócrata. Describió la intensidad de las peleas internas de los republicanos como “tóxica” para los candidatos de ese partido.
“Se pelean por ver quién es el más trumpista de los trumpistas”, dijo Peters. “No hablan de las cosas que les importan a la gente”.