Mujer herida por bolsas de Takata participa en campaña
AP
Washington Hispanic
na mujer estadounidense que resultó severamente herida al estallar el inflador de una bolsa de aire de Takata durante un accidente automovilístico en 2013 está ayudando a Honda a persuadir a dueños de vehículos a reemplazar piezas peligrosas.
Stephanie Erdman, oficial de la fuerza aérea estadounidense, casi perdió un ojo cuando el inflador en su Civic 2002 estalló durante el choque. Erdman aparece en videos en Facebook dirigidos a dueños de coches Honda que aún no han hecho las reparaciones.
Los videos se difunden tres días después de que un reporte concluyó que 19 fabricantes de autos habían remplazado solamente 43% de los infladores Takata retirados, pese al peligro de que pueden estallar y lanzar esquirlas a choferes y pasajeros. Diecinueve personas en todo el mundo, incluso 13 en Estados Unidos, han muerto por los accidentes. Al menos 180 personas han sido heridas.
«Siento que tiene que haber un sentido de urgencia de parte de quienes están conduciendo esos coches», dijo Erdman en una entrevista. «No quiero que pasen por lo que pasé yo».
Erdman, de 32 años, explica en un video cómo se debe escribir el número de 17 dígitos de identificación el vehículo en un portal del gobierno para determinar si está sujeto a retiro. «Esperar incluso un día pudiera ser la diferencia entre la vida y la muerte», dice en el video.
Takata usa nitrato de amonio en sus infladores para crear pequeñas explosiones y llenar las bolsas rápidamente, pero la sustancia puede deteriorarse con el tiempo cuando es expuesta a humedad y quemarse demasiado pronto, reventando el contenedor de metal y lanzando esquirlas.
El problema obligó a Takata en Japón a declararse en bancarrota y causó el mayor retiro de autos en la historia de Estados Unidos, con 42 millones de vehículos y hasta 68 millones de infladores.
El accidente vual que sufrió Erdman ocurrió el septiembre de 2013, cuando un vehículo se metió delante de su Civic cerca de Pensacola, Florida, causando una colisión. Las bolsas de aire se inflaron, pero el inflador del lado del chofer estalló y fragmentos de metal cayeron en un ojo y el rostro de Erdman. Ella recuerda haber pensado que había perdido el ojo y sentido la sangre rodarle por el rostro.
Desde entonces, se ha operado cuatro veces, algunas para sacarle fragmentos de metal y una para construirle un párpado con tejido sacado de una de sus orejas. Aún sufre de visión doble y migraña y como no puede cerrar completamente el ojo, tiene problemas para dormir.