¿La cafeína es amiga o enemiga?
La cafeína pone tu día en marcha y da vitalidad a tus pasos. Puede ayudarte a enfocarte, mejorar tu estado de ánimo y tal vez hasta ayudarte a vivir más tiempo.
¿Pero cuánta cafeína es demasiada?
La cafeína, un estimulante natural, puede encontrarse en una variedad de alimentos, como granos de café, hojas de té, semillas de cacao, bayas de guaraná y hojas de yerba mate. También puede crearse sintéticamente y añadirse a las bebidas como refrescos y bebidas energizantes. Las investigaciones demuestran que el 90% de los adultos en Estados Unidos consumen alguna forma de cafeína todos los días.
Una de las maneras más populares en que la gente la consume es a través del café. Debido a eso, la mayoría de las investigaciones sobre cafeína se centra alrededor de esta bebida, dijo el Dr. Greg Marcus, director adjunto de cardiología para la investigación y profesor de medicina en la Universidad de California, San Francisco.
«La información en conjunto muestra que el consumo de café generalmente no perjudica la salud», dijo él. «Pero me resisto a recomendarle a alguien que empiece a beber café si no lo hacía antes, ni que aumente su consumo con el fin de obtener algún beneficio para la salud».
Estudios han encontrado que la cafeína puede ser a la vez beneficiosa y dañina. Las personas que beben café con regularidad pueden ser menos propensas a desarrollar enfermedades crónicas, como una enfermedad cardiovascular, diabetes, enfermedad de Parkinson y algunos tipos de cáncer. Unos estudios sugieren que tienen menos probabilidades de morir a causa de una enfermedad cardíaca y otro tipo de enfermedad.
Según la Administración de Alimentos y Medicamentos, hasta 400 miligramos de cafeína al día –equivalente a cuatro o cinco tazas de café– se considera seguro para los adultos sanos. Una taza de 8 onzas de té verde o negro tiene entre 30 y 50 mg de cafeína. Las bebidas energizantes pueden contener entre 40 y 250 mg por cada 8 onzas, y una lata de 12 onzas de refresco con cafeína contiene entre 30 y 40 mg.
En dosis moderadas –hasta dos tazas de 8 onzas de café– la cafeína puede hacer que la gente se sienta menos cansada y más alerta. Algunos estudios sugieren que puede reducir el apetito y el riesgo de sufrir depresión. Pero las altas dosis –12 tazas o más– pueden hacer que la gente se sienta ansiosa, se le suba la presión arterial y tenga palpitaciones cardíacas y dificultad para dormir. Para las personas que consumen cafeína con regularidad, detener el consumo repentinamente puede generar síntomas de abstinencia, tales como dolor de cabeza, fatiga y estado de ánimo depresivo.
Determinar cuánta es demasiada puede ser difícil. Una cantidad moderada de cafeína para una persona puede sentirse como una dosis alta para alguien más. Eso se debe a que algunas personas metabolizan la cafeína más rápido que otras, dijo Marcus. Factores como el peso de una persona y qué medicamentos toma también pueden jugar un papel. La conclusión es que la cafeína afecta a todos de una manera diferente.
«El compuesto es complejo, y necesitamos reconocer que no solo puede haber beneficios y daños, sino que estos pueden variar de una persona a otra», dijo Marcus.
Él y sus colegas realizaron recientemente uno de los pocos estudios aleatorios sobre el consumo de cafeína, y él presentó dicho estudio el año pasado en las sesiones científicas de la American Heart Association. Los investigadores pidieron a los participantes que bebieran –o que se abstuvieran de beber– café por no más de dos días consecutivos cada uno por dos semanas.
Las conclusiones, que se consideran preliminares hasta que se publiquen los resultados completos en una revista arbitrada, mostraron que las personas estaban más activas físicamente y dormían menos en los días que bebían café que en los días que no lo hacían. También tuvieron latidos más irregulares de las cámaras inferiores del corazón, pero menos episodios de latidos rápidos anormales de las cámaras superiores.
Marcus dijo que una limitación del estudio fue que la gente empezaba y dejaba de consumir cafeína, lo que podría estar causando una reacción exagerada en las personas que estaban acostumbradas a beberla todos los días. «Los efectos de la cafeína se atenúan cuando la bebes con regularidad», dijo él. «El cuerpo se adapta a ese nivel de cafeína. Y un consumo más regular de cafeína puede acelerar el metabolismo».
La gente que metabolizaba la cafeína más rápido tenía menos problemas para dormir que las personas cuyos cuerpos la procesaban más lentamente, dijo él.
En su práctica de cardiología, Marcus les dice a los pacientes con dificultad para dormir o ritmos cardíacos anormales que examinen qué papel podría estar jugando la cafeína. «Generalmente aconsejo que es razonable para los pacientes con dificultad para dormir o con palpitaciones que experimenten con su consumo de cafeína. Que descansen un poco de la cafeína para ver si hay alguna diferencia». Pero no da una recomendación generalizada de evitar la cafeína.
Marcus no distingue entre la cafeína que la gente obtiene del café comparada con la que se obtiene del té frío o caliente. «Quizás haya diferencias para la salud entre las dos, pero todavía no se han estudiado», dijo él.
Él es menos flexible sobre el consumo de bebidas energizantes, que generalmente tienen una mayor concentración de cafeína, así como de endulzantes añadidos o carbohidratos, y no hay evidencia de que provean algún beneficio para la salud. La investigación ha revelado que las bebidas energizantes pueden causar actividad eléctrica anormal en el corazón y presión arterial más alta que persiste por varias horas.
«En general, mi advertencia es que no bebas bebidas energizantes», dijo Marcus.
Hay otras formas de mantenerte alerta.
«Las mejores estrategias, y en general la mayoría de las estrategias de salud para mejorar el estado de alerta, son los hábitos saludables a largo plazo», como dormir bien durante la noche y hacer ejercicio con regularidad, dijo Marcus. Él recomienda que la gente con dificultad para mantenerse despierta consulte con un médico para ver si tiene apnea del sueño u otro trastorno del sueño.
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