Vecinos expresan dudas sobre el nuevo estadio
La reciente propuesta para construir un nuevo estadio en el terreno del antiguo RFK ha generado inquietud entre los residentes del sureste de la ciudad, particularmente en el Distrito 7. El anuncio fue hecho el lunes por la alcaldesa Muriel Bowser junto a los Washington Commanders y la NFL, revelando un acuerdo público-privado valorado en $3.7 mil millones para traer al equipo de fútbol americano de vuelta a su antigua casa.
Sin embargo, la noticia no fue bien recibida por todos. Un día después, el martes por la noche, cientos de personas asistieron a un foro comunitario organizado por la agrupación No al Parque de Juegos de los Multimillonarios, que desde antes del anuncio ya venía manifestando su rechazo a la iniciativa. La organización ahora impulsa un referéndum a nivel ciudad para que los residentes decidan sobre el futuro del proyecto.
La reunión se llevó a cabo en el Hill Center del sureste de D.C., donde participaron expertos y líderes comunitarios. Uno de los panelistas fue Dennis Coates, economista deportivo de la Universidad de Maryland en Baltimore County, quien afirmó que las promesas económicas que suelen acompañar este tipo de megaproyectos rara vez se cumplen.
“No hay evidencia sólida de que este tipo de obras genere crecimiento real en empleo, ingresos o impuestos para las comunidades,” explicó Coates. En su lugar, sugirió que esos fondos serían mejor invertidos en educación, acceso a alimentos y viviendas asequibles, especialmente en una zona como el Distrito 7, históricamente desatendida.
Niciah Mujahid, de la coalición Presupuesto Justo, criticó el uso de fondos públicos en un momento de recortes presupuestarios. “El dueño del equipo, Josh Harris, tiene los recursos para cubrir todo el proyecto sin utilizar nuestros impuestos,” dijo Mujahid, lo que fue recibido con aplausos.
Dennis Chestnut, residente de toda la vida en el Distrito 7, sostuvo que aún no decide si apoyar el plan, pero alertó que otorgar a los Commanders los derechos de desarrollo sería un error estratégico. “Eso representaría ceder una oportunidad única que debería estar en manos de la ciudad y de sus habitantes,” expresó.
Otros, como la representante local Ebony Payne, advirtieron que no se puede comparar esta iniciativa con el estadio de béisbol de los Nationals. “Son deportes distintos. El béisbol atrae más de 80 juegos al año; el fútbol, mucho menos,” dijo.
El concejal del Distrito 6, Charles Allen, también se ha posicionado como uno de los principales críticos del proyecto. “Puedes ser fan de los Commanders y aún así reconocer que este acuerdo no es conveniente. Será un espacio enorme, que estará vacío más del 90% del año, y nosotros lo habremos financiado,” señaló.
Los promotores del estadio argumentan que, al contar con un domo, el recinto podría utilizarse durante todo el año para eventos de gran magnitud, como el Super Bowl, conciertos internacionales, torneos de fútbol y la Final Four del baloncesto universitario.
Sin embargo, Allen también cuestionó el enfoque en el uso del automóvil. La propuesta incluye 8,000 espacios de estacionamiento, lo que —según él— agravaría el tráfico local. Insiste en que se debe priorizar la inversión en transporte público, como la ampliación de líneas de Metro y autobuses.
El futuro del proyecto dependerá de la aprobación del Concejo de D.C., donde se anticipa un debate intenso en los próximos meses.