Michael Phelps, súper héroe de Maryland

Víctor Caycho
Washington Hispanic

abía una vez un niño de 7 años, delgado y siempre serio, y tenía unas orejas algo grandes que le hacían constante víctima de burlas y apodos por parte de sus compañeros en la escuela de su ciudad, Towson, en el condado de Baltimore, Maryland. Sus propios maestros llamaron un día a la madre sólo para decirle que su hijo era incapaz de prestarles atención y de estar calmado o en silencio. Incluso le advirtieron que el chico no tenía futuro porque “no es muy dotado” y que su falta de concentración le impedía leer más de dos párrafos…

Tuvieron que pasar pocos años para que ese mismo niño, llamado Michael Fred Phelps II, ya convertido en adolescente, se convirtiera en el nadador más joven en representar a Estados Unidos en las Olimpiadas Sidney 2000, en Australia, y quien poco después, cuando tenía 15 años y nueve meses rompiera el récord mundial en el estilo 200 mariposa.

El sábado 13 de agosto, a sus 31 años de edad, Michael Phelps –aquél niño que saltaba, corría y era increíblemente inquieto-, logró la más grande proeza que haya alcanzado un atleta, al conquistar su medalla olímpica número 28 en las Olimpiadas que se realizan en Río de Janeiro, Brasil. Se convirtió así en el deportista más laureado en toda la historia de los Juegos Olímpicos.

Ese día, Phelps, nacido un 30 de junio de 1985 en el vecindario Rodgers Forge, en Towson, lloró de emoción mientras miraba hacia las tribunas, donde estaba Boomer, su hijo de apenas tres meses, cargado por su prometida Nicole Johnson, al lado de su madre Deborah. Ambas también sollozaban por la tremenda emoción. Según declaró el nadador, era su última carrera y su despedida de las competencias mundiales.

Mientras lloraba abiertamente, la mamá del héroe de Baltimore seguramente recordaba la inquieta infancia de su hijo, cuando recibía las burlas de otros niños y los comentarios casi despectivos de sus maestros. Deborah, quien fue directora de escuela tras 22 años en el magisterio, confesó haber traído a su memoria las palabras que llena de enojo dirigió ese día a los maestros de Michael: “¿Y qué es lo que van a hacer para ayudarlo?”. No obtuvo respuesta y Deborah se retiró llevando del brazo a su hijo.

El niño Michael Phelps descansa luego de sus primeras competencias de natación, que lo hicieron olvidar los comentarios burlones de otros menores en la escuela.Foto: Familia Phelps

Los especialistas concluyeron que el niño padecía de Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). El médico de la familia le recetó Ritalin, un medicamento para tratar su hiperactividad,

Afortunadamente, Hilary y Whitney, las hermanas mayores de Michael, le convencieron que practicara la natación. La que más insistió fue Whitney, quien era campeona nacional de los 200 metros mariposa en 1994, pero que debió retirarse precozmente por una lesión.

Así lo hizo Mike… y desde entonces jamás se apartó de las piscinas. Se dedicó a practicar la natación en cuerpo y alma, prácticamente sin descanso.

Entró a competir con niños de su edad y a todos los fue superando. Hasta que a los 11 años, él mismo pidió dejar el medicamento. Dirigiéndose a su madre le dijo, “no quiero tomar más de esto, puedo manejarlo a mi manera”.

SUS FRASES CÉLEBRES

-“No pongas un límite a nada… cuanto más sueñas, más lejos llegas”
– “Si quieres ser el mejor, tienes que hacer cosas que otros no están dispuestos a hacer”
– “No puedo recordar el último día en que no entrené”

Esa ‘manera’ era simplemente nadar y nadar, acicateado además por la falta de cariño de su padre, quien llegó a divorciarse de su esposa Deborah. Fue puesto en manos de Bob Bowman, el entrenador del North Baltimore Acuatic Club, quien además de convertirse en un segundo padre para Michael, se encargó de forjar y perfeccionar al futuro campeón mundial y olímpico, el joven que no se cansaba de batir récord tras récord y que ahora es conocido mundialmente por sus apelativos de ‘La Bala de Baltimore’ o ‘El Tiburón de Maryland’.

Grandes victorias, pero…
No fue fácil, sin embargo, a pesar de todas sus hazañas. Ganó seis medallas de oro y tres de bronce en los Juegos Atenas 2004, en Grecia, algo fantástico. Lo superó en las Olimpiadas Beijing 2008, en China, al llevarse ocho de oro, algo que parecía inalcanzable. Y en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 logró cuatro más. Pero Phelps se encontró con un obstáculo, la crítica, que le reclamaba más medallas. El deportista dijo ¡basta! y anunció su retiro de los campeonatos, mientras su vida sufría un cambio radical que lo llevó al borde del suicidio. Tuvo problemas con su prometida, se refugió en el alcohol y alguna vez fumó marihuana.

Pero una vez más surgió la gran capacidad de recuperación de este hombre maravilloso. ¿Qué lo motivó a reivindicarse? La piscina, obviamente. Aunque la anécdota señala que fue el gesto de un amigo que lo llamó “gordo” y que incluso lo desafió a competir. No lo aceptó pero lo hizo sacudir desde muy adentro. Fue en el año 2013. Entonces asistió a terapias grupales para enfrentar y salir de la bebida, luego se reconcilió con su prometida y se dedicó de lleno a su mayor pasión poniéndose en forma para retornar a las competencias. Aunque tuvo un bache cuando fue detenido por manejar ebrio y se perdió el mundial del 2015. Sin embargo, siguió compitiendo, batió nuevos récords y entró nuevamente al equipo olímpico de natación.

El resto ya es historia conocida. Ahora el mundo deportivo celebra el broche de oro con el que Michael Phelps cerró su carrera deportiva, las cinco medallas de oro y una de plata cosechadas en Río 2016.

LO QUE HACE CADA DÍA

– La rutina diaria del súper campeón olímpico Michael Phelps consiste en dormir, entrenar y comer para ganar peso.
– Su desayuno consiste en ocho huevos fritos con sus respectivas tostadas.
– Es que necesita siete mil calorías diarias para reponer las energías que consume en sus fuertes entrenamientos.

Muchos todavía sueñan con que este súper deportista encuentre una nueva motivación que lo haga retornar a los campeonatos y sobre todo a las Olimpiadas Tokio 2020, por más medallas de oro.

¿Será posible? Al menos su gran amigo Ryan Lochte, rival de toda la vida en las piscinas, asegura que sí lo hará.

Quizá sea Boome, el hijo de Michael, a quien tanto adora, el factor que pesará en la decisión
final. ¡Estaremos esperando!.