Voto hispano: Trump es el mejor aliado de los demócratas

AP
NUEVA YORK

rancisco Acosta sabe que durante el gobierno del presidente demócrata Barack Obama se han deportado a más de 2,5 millones personas, que su administración ha hecho esfuerzos para expulsar a los migrantes que acaban de llegar de Centroamérica huyendo de la violencia y que las posibilidades de aprobar ahora una reforma amplia a las leyes de inmigración, como había prometido el mandatario, se han esfumado.

Sin embargo, este dominicano de 48 años tiene claro que votará por el candidato que nomine el Partido Demócrata en las elecciones presidenciales de noviembre.

¿El motivo? Las posturas radicales y la fuerte retórica en contra de la inmigración ilegal de los candidatos republicanos que lideran las elecciones primarias de ese partido: Donald Trump y Ted Cruz.

«Al menos los demócratas hacen algo por los inmigrantes. Trump… es difícil que cambie», dijo Acosta.

Trump plantea deportar a los 11 millones de extranjeros que se cree están en el país sin permiso y terminar de construir un muro a lo largo de la frontera con México, a ser pagado por los mexicanos. Recientemente amenazó con bloquear las remesas que los inmigrantes envían a su país para financiar ese proyecto si el gobierno no se hace cargo del mismo.

Los comentarios que realizó al inicio de su campaña, cuando dijo que entre los inmigrantes mexicanos que llegan a Estados Unidos hay violadores y delincuentes que llevan drogas al país, enfurecieron a muchos en la comunidad latina, que ha respondido con protestas y boicots en ambos países.

En México, piñatas con una imagen caricaturesca de Trump se han vendido como tacos, según reportaron varios medios de comunicación.

Trump propuso además prohibir temporalmente el ingreso de musulmanes y monitorear las comunidades donde viven en Estados Unidos como parte de la lucha contra el terrorismo.

Cruz también ha dicho que deportaría a los inmigrantes sin autorización y que eliminaría la lotería anual de 50.000 residencias permanentes, además de triplicar la cantidad de policías de la Patrulla Fronteriza.

La dura retórica republicana, sobre todo la de Trump, no solo espanta el voto hispano sino que lo empuja hacia los demócratas, por más dudas que puedan tener acerca de la política de deportaciones de Obama, de acuerdo con los expertos consultados por The Associated Press.

«El ambiente negativo que Trump ha generado supera cualquier cosa que Obama haya hecho», dijo Kevin Appleby, director de políticas de migración internacional del Centro para Estudios de la Migración con sede en Nueva York.

Varios sondeos, como uno del centro de investigación Pew, indican que la educación, la economía y la salud son tres temas extremadamente importantes para los hispanos en Estados Unidos, superando incluso el de la inmigración, pero hay expertos que creen que este último será decisivo este año para llevar a los hispanos a las urnas.

«La inmigración moviliza a los latinos que tal vez no tenían interés en votar,» dijo Ricardo Ramírez, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Notre Dame, en Indiana. «Y eso se da por el hecho de tener una amenaza inminente. Eso lo hemos visto en California, en Arizona, en otros estados, cuando se sienten amenazados, se movilizan más. Es una movilización para reaccionar a las amenazas, cuando ven que nuevas políticas migratorias pueden impactar a conocidos».

Los aspirantes demócratas Hillary Clinton y Bernie Sanders hablan de suspender las deportaciones y de impulsar una reforma a las leyes de inmigración que regularicen la situación de los extranjeros que se cree están en el país sin permiso.

Obama ganó las elecciones de 2012 con el 71% del voto hispano y se sabe que ese bloque es vital para las posibilidades de Clinton o Sanders. Pero las deportaciones los ponen en una posición incómoda.

A principios de la presidencia de Obama, en 2009, aumentaron las deportaciones que llegaron a su punto más alto en el año fiscal 2012, con más de 400.000. Un 55% de éstas fueron de inmigrantes acusados formalmente de cometer algún crimen mientras que un 45% fueron de inmigrantes sin antecedentes policiales.

Debido a la alta cifra de expulsiones, Janet Murguía, de la organización Consejo Nacional de La Raza, bautizó a Obama como «el deportador en jefe».

Desde 2012, las deportaciones han descendido de forma significativa y hubo 235.000 expulsiones en el último año fiscal, de las cuales un 59% fueron de inmigrantes acusados formalmente de cometer delitos graves y un 41% fueron inmigrantes sin historial policial.

Los esfuerzos recientes para expulsar a menores y familias centroamericanas han hecho que se vuelva a propagar la imagen de que el gobierno demócrata es demasiado duro en este tema.

En enero la administración admitió renovados esfuerzos para deportar a menores no acompañados y familias centroamericanas que llegaron en una fuerte oleada en 2014, huyendo de la pobreza y la violencia de las pandillas en sus países de origen. Se calcula que más de 68.000 menores no acompañados llegaron en 2014.

Desde octubre, más de 800 de estos menores han sido devueltos a América Central, según estadísticas del gobierno. Se han emitido órdenes de deportación para unos 10.000 menores no acompañados desde 2014, aunque aproximadamente el 87% en ausencia, según cifras del Departamento de Justicia.

El secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, dijo recientemente que las deportaciones no deberían sorprender a nadie pues desde fines de 2014 había dicho que se iban a combatir firmemente los nuevos ingresos ilegales.

«No tenemos, y no podemos tener, una frontera abierta. Hay que vigilarla», dijo a mediados de marzo a la AP. «¿Es agradable tomar medidas contra familias? No, claro que no. Pero hay que hacer cumplir las leyes».

Johnson dijo que los centroamericanos deportados recientemente cuentan con órdenes de deportación de un juez y ya habían agotado sus vías para quedarse en el país.

El gobierno de Obama ha logrado beneficios para jóvenes inmigrantes que llegaron a Estados Unidos ilegalmente cuando eran niños, de la mano de sus padres. Unos 700.000 jóvenes, conocidos como dreamers, tiene la opción de trabajar legalmente y su deportación se suspendió temporalmente.

Un plan similar para muchos de los padres de estos jóvenes fue frenado por una demanda judicial y está siendo analizado por la Corte Suprema.

Las deportaciones son, sin embargo, un tema importante para muchos votantes hispanos, entre ellos los que tienen a parientes o amigos que viven ilegalmente en el país.

Peter Siavelis, profesor de ciencias políticas y asuntos internacionales en Wake Forest University, en Carolina del Norte, señaló que hubo una importante caída en el número de hispanos que votaron en las elecciones de mitad de término de 2014, en comparación con las de 2012, y cree que en parte se debe a la insistencia de los demócratas con las deportaciones.

Los hispanos representaron tan sólo el 8% de los votantes en 2014 en el país, según el Instituto Pew.

«Aun así, ¿a quién resienten más? La reacción visceral de rechazo que los hispanos tienen ante Trump es más fuerte que el disgusto que han tenido con el partido demócrata», opinó Siavelis.

Erika Andiola, portavoz de Sanders, dijo a la AP que su candidato frenará las deportaciones y ampliará programas existentes de beneficios para inmigrantes mientras trabaja en la Casa Blanca para lograr la aprobación de una reforma.

«Sanders usará el poder del presidente, sin el Congreso, para hacer la vida de los inmigrantes más fácil», señaló Andiola.

Jorge Silva, portavoz de Clinton, destacó que la exprimera dama «está en contra de las redadas que están causando miedo innecesario en nuestras comunidades».

Clinton «cree que nuestro sistema migratorio debe ser humano y de acuerdo a nuestros valores. También cree que debemos mantener a las familias unidas y no separarlas», dijo Silva a la AP. Agregó que Clinton expandirá las acciones ejecutivas para ayudar a los dreamers, política iniciada por Obama.

Según NALEO, una organización nacional que promueve el voto hispano, más de 27 millones de hispanos pueden votar este año y más de 13 millones irán a las urnas. La cifra significaría un aumento del 8,7% respecto a los hispanos que votaron en 2012.

Tantos Siavelis como Appleby pronosticaron una alta participación de hispanos votantes y dijeron que el motivo son los controvertidos comentarios de Trump.

«Si esto no motiva a los votantes que apoyan una reforma migratoria, no sé qué lo hará», opinó Appleby.