Karla Silvestre: “Quiero ser la voz de todos los estudiantes”

Victor Caycho
Washinton Hispanic

Karla Silvestre es candidata para integrar la Junta de Educación (At-Large) del Condado de Montgomery, en Maryland. Nacida en Guatemala, se graduó de bióloga en EEUU pero a sus 23 años descubrió que la carrera educativa no solo la apasionaba sino la sentía en la sangre. Se graduó de maestra bilingüe y tras desempeñar importantes cargos comunitarios y profesionales –actualmente es Directora de Compromiso Comunitario en el Montgomery College-, ahora pide el apoyo de la comunidad para ser la abanderada de todos los estudiantes de esa populosa jurisdicción.

WASHINGTON HISPANIC: Usted pide cerrar la brecha académica en las escuelas de Montgomery. ¿En qué consiste?
KARLA SILVESTRE: En primer lugar, algo fundamental para el sistema estudiantil de Montgomery es entender qué población tenemos. Este es un condado muy rico, con ingresos per cápita mayores que en cualquier otra parte del país. Esa era la población estudiantil que ha sido educada en los últimos 50 años: los hijos de gente con doctorado. Ahora tenemos que casi la mitad son niños en situación de pobreza. Es una población totalmente diferente. Las estrategias que proponen no están llegando a la población por falta de conocimiento sobre cómo trabajar con niños y familias en pobreza. Además, el 44 por ciento de la población de Montgomery es inmigrante o son hijos de inmigrantes. Entonces hay que saber cómo llegar a esas familias.

W.H.: ¿Qué estrategia propone?
K.S.: Empezar por el cuidado infantil. Los niños llegan al kindergarten ya con la brecha académica. El padre de familia que tiene muchos recursos lleva a su hijo a un ‘day-care’ de alta calidad, donde los maestros enseñan lectura, arte, música, cuando el desarrollo del cerebro del niño a una edad entre cero y 5 años es fundamental. Mientras tanto, en las familias en pobreza los cuidan quienes pueden: la vecina, la abuela, la tía… y a veces se quedan solos viendo televisión. Entonces, proponemos implantar una educación pre-escolar universal y gratuita en Montgomery, como ya se hizo en DC, desde la edad de 4 años para todos los niños, de manera que estén mejor preparados para el kindergarten de lo que están actualmente.

W.H.: Es un gran reto para el sistema educativo, ¿no le parece?
K.S.: Es bastante complicado. No es fácil. Hay que conseguir los fondos para pagar y capacitar a tantos maestros que puedan dar ese tipo de clases. También se necesitan espacios. La sobrepoblación estudiantil es un problema bastante fuerte. Con aulas portátiles por todos lados, porque ya no cabe la población escolar. Recibimos 2,000 estudiantes nuevos cada año. Es como abrir una nueva escuela anualmente. Hay que promover una gran iniciativa pública y privada para hacer realidad esta estrategia por los estudiantes más pequeños.

W.H.: ¿En esa brecha académica también está la barrera del idioma?
K.S.: Efectivamente. Sabemos que el inglés es una barrera incluso para los niños más pequeños de las familias inmigrantes, porque la mayoría hablan español en casa. Cuando llegan a la escuela ya están con un déficit. Sabemos que ESOL es un buen programa, pero ya esos niños entran con algo en el que son menos que los demás.

W.H.: ¿Cómo remediar esta situación?
K.S.: Estoy proponiendo crear más escuelas bilingües. Ya tenemos cuatro este año. En ciertas zonas escolares con suficientes estudiantes hispanos y estadounidenses angloparlantes se puede establecer clases mixtas, con el currículo en español por una semana, y en inglés la siguiente, y así sucesivamente. Ese es un modelo nacional que funciona para un mejor rendimiento académico de los niños que están aprendiendo inglés. Al mismo tiempo, los americanos que sólo hablan inglés aprenden un segundo idioma desde muy pequeños, a una edad ideal.

W.H.: ¿Y para los estudiantes de grados superiores y luego en la universidad también tiene algún plan de trabajo?
K.S.: Por supuesto, porque yo quiero ser una voz para todos los estudiantes, como dice mi programa. Por ejemplo, necesitamos asesores que orienten a los jóvenes sobre qué clases reforzar en la secundaria para estar realmente listos para la universidad. Planteo una educación más rigurosa. Por ejemplo, más del 30% de los estudiantes que van al Montgomery College, donde actualmente trabajo, primero deben tomar clases de repaso de inglés porque no están listos para las clases universitarias. Y un 60 por ciento debe tomar clases de repaso para matemáticas.

W.H.: ¿Es una situación preocupante?
K.S.: Eso nos dice que para estos jóvenes que van al Montgomery College tal vez no les están exigiendo que tomen las clases más difíciles. No se les está apoyando, no los están orientando para que sigan esos cursos y que el diploma de graduación signifique algo real para trabajar o seguir estudiando.

Sus inicios
W.H.: Usted nació en Guatemala. ¿A los cuántos años llegó a EEUU?
K.S.: A los ocho años. Soy la mayor de mi familia. Mi papá, Antonio Silvestre, vino primero. Estábamos huyendo de la violencia de los ‘80 en mi país. Viajamos con mi mamá Darkis y con lo que pudimos meter en dos maletas. Me gusta contar que vine sin hablar inglés. Pero la visa se venció y estuvimos indocumentados. Después de mucho trabajo y de mucha gente que me ayudó fui a la universidad y ahora estoy aquí, profesional y contribuyendo con nuestro país y con nuestra comunidad.

W.H.: ¿Cómo fueron sus estudios?
K.S.: Mire, soy muy dichosa de que mis padres siempre tuvieran altas expectativas para mí. Aunque mi papá fue a cortar manzanas y a trabajar el campo en una granja famosa en Pensilvania, y mi mamá fue a limpiar baños en una factoría de ropa, ellos siempre me decían ‘haga su tarea’, ‘traiga buenas notas’. ¿Qué otra, no? Si no cumplía con mis padres yo iba a quedar mal. Aunque ellos no me podían ayudar porque tenían dos o tres trabajos y no sabían inglés. Somos tres hermanos. Mi hermana Eva Silvestre sacó un doctorado en Salud Pública y vive en Nueva Orleans. Y mi hermano menor estudió Fisioterapia y reside en Florida.

W.H.: ¿Y cuándo decidió seguir la carrera de Educación?
K.S.: Primero estudié biología y luego trabajé con un biólogo marino en La Florida por varios años. Pero cuando yo estaba dando clases de inglés por las noches a la comunidad migrante al sur de Georgia me di cuenta que los niños de esas familias no estaban yendo a la escuela. Iban al campo para ayudar a sus familias a cosechar tomates. ¿Cómo puede ser que en este país también les esté pasando esto?, me pregunté. Esa generación se va a perder, me decía. Eso me cambió la vida, cuando tenía 23 años. Decidí dejar la ciencia y fui a estudiar una maestría en educación bilingüe.

W.H.: ¿Desde ese momento le gusta enseñar?
K.S.: La biología es muy interesante. Me encanta la ciencia, el ambiente. Pero cuando empecé a tomar las clases de educación era como que lo sentía en la sangre. ¡Ahhh, aquí es donde pertenezco!, me dije, ¡aquí está mi pasión, lo que quiero hacer el resto de mi vida!

W.H.: Usted daba clases a niños de escasos recursos y también a jóvenes con problemas. ¿Cómo nació esa vocación comunitaria?
K.S.: Tengo una memoria de cuando era muy pequeña, tal vez en segundo grado, asistiendo a una escuela pública de Guatemala. Recuerdo que una niña estaba llorando a la hora del recreo y me dijo que había perdido su lápiz y que su papá sólo le había dado 10 centavos para comprar dos lápices para todo el año. Y allí fue la primera vez que me di cuenta que hay gente que tiene menos que uno. Siempre he sido así, me he dado cuenta que aunque no tenga muchos caudales soy dichosa, y que sí tengo mucho que dar.

W.H.: ¿Cuál es su mensaje a los electores?
K.S.: Que se animen y que reflexionen sobre la importancia del voto. Montgomery es un condado muy involucrado cívicamente. Entonces, definitivamente, si los hispanos salen a votar y me apoyan estoy segura que voy a ganar, porque esa es mi base. Y si se quedan en casa, esa es otra historia.

W.H.: ¿Su campaña trabaja con otras comunidades?
K.S.: El domingo por la mañana estuve en una misa muy concurrida en el área de Onley. El pastor me dio la oportunidad de estar al frente de unas 500 personas y les conté que llegué sin documentos y sin hablar inglés. Después del servicio todos me abrazaban y me decían que ellos también son inmigrantes y que me iban a apoyar. Asimismo, he trabajado mucho con los asiáticos y la noche del martes estuve con la comunidad judía. Siento que tengo ese don de alternar, trabajar y comunicarme con diferentes grupos. Siempre busco lo que tenemos en común, que es mucho más de aquello que nos diferencia.

PARA SER VOLUNTARIO Y VOTAR POR KARLA

• Si desean apoyarla, pueden ir al sitio www.karlasilvestre.com, donde se muestra dónde cómo ser un voluntario.
• “El voluntariado es súper importante”, afirma Karla Silvestre, “porque por otros cargos pueden votar demócrata o republicano… pero cuando llegan a la casilla del Board of Education (Junta Escolar) algunos prefieren dejarlo en blanco porque no están los partidos y no saben por quién votar”.
• “Estoy buscando muchos voluntarios porque la gente aprecia que alguien les diga, ‘yo conozco a Karla, es una buena candidata y considere votar por ella’… Eso te gana muchos votos”.