Evangelina, símbolo de la Mujer Coraje

Víctor Caycho
Washington Hispanic

l drama que vive el Perú, un país azotado en los últimos días por una serie de avalanchas, desbordes de ríos y caos que han dejado al menos 87 muertos, se puede graficar en una sola y fantasmagórica imagen, la de una mujer cubierta de barro que desafió uno de los desastres naturales más destructivos en su país y que ahora vive para contarlo.

Ella es Evangelina Chamorro, de 32 años, una humilde pero valerosa madre de dos hijas. La mañana del 15 de marzo, cuando dejó a sus hijas en la escuela local de Punta Hermosa, un balneario al sur de Lima, la capital peruana, jamás pensó que una desgracia iba a llevarla al pináculo de la fama.

Pocas horas más tarde, cientos de miles de personas vieron en directo en la televisión peruana –y después millones de televidentes en el mundo entero-, a una mujer emergiendo como una ‘zombie’ de una gran avalancha de lodo y rocas que había arrasado el lugar. Trataba de abrirse paso en el torrente, buscando aire; y luego, totalmente cubierta de barro, logró aferrarse a unos maderos que eran arrastrados como cajas de fósforos por el ‘huayco’, como se conoce en el Perú a este tipo de avalanchas.

Algunas personas que observaban desde lejos le gritaban dándole ánimo, pero no pudieron salvarla por la fuerza del desborde. Ella trató de incorporarse y avanzar, pero cayó una y otra vez. Evangelina siguió luchando a pesar de todo. Hasta que logró pisar tierra y tras interminables minutos avanzó dando tumbos hasta un lugar seguro.

El miércoles 22 Evangelina fue dada de alta en el hospital María Auxiliadora, en Lima. Habían pasado siete días desde que su coraje venció a la muerte y se ganó la admiración mundial.

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Evangelina habló ante docenas de reporteros y fotógrafos locales y de agencias noticiosas extranjeras que ansiaban conocer su testimonio.

Con sencillez, ella contó que ese miércoles caminaba en el corral de su casa en el asentamiento humano Villa Navarra tras dejar a sus hijas en la escuela. “Estaba con mi esposo Armando (Rivera) y escuché un ruido. Salí a ver y el huayco ya estaba a mi lado.

Mi esposo me jaló y me ayudó a agarrarme de un tronco prendido al lado del corral. El tronco se quebró, él me sostenía de la mano pero el barro me tapó y me llevó”.

“Grité pidiendo ayuda pero nadie escuchaba. El lodo me arrastró y tragué mucho barro. Me dije qué será de la vida de mis hijas sin padre ni madre».

Muchos minutos después, que para ella fueron interminables, llegó al puente de Punta Hermosa. “Le dije a Dios que me de fuerzas porque no quería que mis hijas quedaran solas. Cuando salí de los escombros, solo recuerdo que di dos pasos. Desde ahí no me acuerdo de nada, ni quién me cargó, hasta que desperté en la ambulancia».

El doctor Julio Medina, director del hospital, dijo que tras su rescate la mujer estaba “en un shock traumático y psicológico”. Tenía heridas en la cara, brazos y piernas, “y además lodo hasta la garganta, en todo su organismo», explicó.

Ahora la heroica mujer y su esposo viven en la casa de un familiar, porque su casa fue destruida por la avalancha. El gobierno le ha ofrecido ayuda y ella tiene esperanzas en que ésta se concrete.