Argentina recurre al FMI en medio de turbulencia financiera

AP
Washington Hispanic

El presidente Mauricio Macri anunció el martes que inició conversaciones con el Fondo Monetario Internacional para obtener una línea de crédito para afrontar la turbulencia financiera provocada por la fuerte depreciación del peso.

Macri dijo en un mensaje televisado que se comunicó con la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, pero no precisó el monto del préstamo que ha solicitado. “Hace minutos he hablado con Lagarde que nos ha confirmado que vamos a arrancar hoy mismo a trabajar en un acuerdo para fortalecer este programa de crecimiento”, sostuvo el mandatario.

Argentina, donde el dólar es la moneda de refugio de los ahorristas, ha concretado otros acuerdos de financiación con el Fondo a lo largo de su historia, marcada por fuertes crisis financieras y económicas. Dichos convenios han sido impopulares y cuestionados por la oposición política.

La opinión sobre el FMI tocó fondo durante la crisis económica y política de 2001, cuando se apuntó a la organización como responsable del colapso de los bancos, la fuerte devaluación de la moneda y el crecimiento de la pobreza a tasas mayores al 50% por la aplicación de sus políticas de ajuste.

En una declaración oficial emitida en Washington, Lagarde confirmó que “se han iniciado discusiones sobre cómo podemos trabajar juntos para fortalecer la economía argentina y llevaremos estas conversaciones a cabo en breve».

Macri anunció su decisión poco después de que el dólar alcanzara un nuevo máximo histórico el martes al cotizar a 23,50 pesos, lo que encendió de nuevo las alarmas. Horas después de su mensaje la divisa cerró a 22,80 pesos.

Al anunciar su decisión Macri argumentó que su gobierno, en el poder desde diciembre de 2015, está aplicando una política de ajuste gradualista que pretende garantizar el crecimiento y la cual “depende mucho del financiamiento externo”.

La consecución de fondos se ha complicado debido a una “situación mundial cada vez más compleja” por la suba de las tasas de interés y del petróleo, explicó el mandatario, un conservador para quien la financiación del FMI dará un “respaldo” a Argentina y evitará “crisis como las que hemos tenido en nuestra historia”.

El índice Merval de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires se recuperó después de las palabras de Macri y descendía 3,07% a las 1900 GMT luego de caer 4,15% antes del mensaje del mandatario.

El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, indicó a periodistas que con esa línea de crédito preventiva el Fondo busca apuntalar el programa de corrección gradual de los desequilibrios macroeconómicos heredados de la administración anterior de Cristina Fernández (2007-2015).

Dujovne puntualizó que todavía no se han discutido los detalles del crédito, que a su entender será a tasas inferiores a las del mercado, y acotó que “estamos hablando de un FMI muy distinto al que conocimos hace 20 años… (la organización) ha aprendido del pasado”.

Ramiro Castiñeira, economista jefe de la consultora Econométrica, dijo a The Associated Press que “el gobierno prefirió pagar el costo político de ir al FMI a poner en duda si Argentina tenía financiamiento de acá a las elecciones (presidenciales) de 2019. El gradualismo necesita financiamiento… así que el gobierno optó por el mal menor”.

El anuncio se produce cuando la oposición busca frenar en el Parlamento un impopular aumento de las tarifas de luz y gas a partir de la decisión del gobierno de eliminar los subsidios que las mantenían baratas.

El llamado “tarifazo” y la incapacidad del gobierno para bajar una inflación que en 2017 se situó en casi 25% han disminuido la popularidad de Macri. Según una encuesta de la consultora Management & Fit, 54,9% de la población desaprueba la gestión del presidente, mientras que 35,1% la aprueba y 10% no contesta. El sondeo, realizado entre el 27 de abril y el 3 de mayo, tiene un margen de error de 2,2 puntos porcentuales.

El economista Alberto Ramos, de Goldman Sachs, dijo por su parte que “no está claro” si Argentina cumple con los requisitos para recibir ese tipo de créditos que se conceden a países dispuestos tomar medidas correctivas.

Para frenar la constante devaluación del peso argentino desde el 23 de abril y evitar que ello se trasladara a la inflación, el Banco Central se vio forzado el viernes a aplicar un fuerte incremento de la tasa de interés de referencia y la ubicó en 40%.

La entidad emisora redujo además el tope de activos en dólares que impone a los bancos para obligarlos a vender divisas.

Para dar más certidumbre a los mercados por la fuerte volatilidad, el gobierno anunció además una reducción de la meta de déficit fiscal de 3,2% a 2,7% del Producto Interno Bruto para este año, lo que permitirá un ahorro de unos 3.200 millones de dólares.

Economistas consideran que la suba de la tasa debería ser transitoria para que no afecte a la actividad económica.