María Gómez: “Es un premio por 30 años de batallas”

Víctor Caycho
Washinton Hispanic

Hace treinta años, María S. Gómez fundó la organización Mary’s Center, una clínica que comenzó con 10 empleados, un presupuesto de $250,000 y en su primer año atendió a 200 pacientes. Hoy, Mary’s Center ha crecido grandemente: tiene un presupuesto de $59 millones y sirve a más de 50,000 personas en sus ocho locales, cinco de ellos centros comunitarios de atención de salud distribuidos en DC y Maryland.

El miércoles 15, el Departamento de Salud y Recursos Humanos (HHS) y la Administración Federal de Recursos y Servicios de Salud (HRSA), le entregaron a la colombiana María Gómez, que es presidenta y CEO de Mary’s Center, un Reconocimiento Nacional por Excelencia en el Cuidado de Salud, acompañado por un ‘grant’ de $200,000.

WASHINGTON HISPANIC:¿Qué le hace pensar todo este éxito que alcanza Mary’s Center?
MARÍA GÓMEZ: ¿Sabe que no tengo tiempo ni para pensar en eso? Lo que hago cuando me levanto todos los días es pensar en qué hay que hacer. Tenemos farmacia, centros de salud, una escuela para los padres de los niños… y ahora queremos tener un centro de óptica, porque muchos niños no pueden aprender porque no ven bien.

W.H.:¿Qué significa este Reconocimiento Nacional a la excelencia que acaba de recibir?
M.G.: Es un premio a la excelencia de la gente que trabaja con nosotros, primero que todo. A los pacientes que confían en nuestro servicio. Y también a la comunidad entera que nos apoya de muchas maneras. A otros doctores que lo hacen desde fuera, a las escuelas, al gobierno y a los alcaldes… todo el mundo nos está apoyando para que nosotros podamos seguir adelante. Han sido 30 años de batalla, pero por lo menos salimos vivos.

W.H.: ¿Se siente orgullosa por este nuevo galardón?
M.G.: Este premio es gratificante para nosotros porque trabajamos muy duro para traer los mejores doctores, enfermeros, técnicos y trabajadores sociales. Queremos estar seguros que todos los problemas de nuestra comunidad, que tratamos con los pacientes, se puedan resolver.

W.H.: ¿No se dedican al aspecto de la salud específicamente?
M.G.: No solamente la parte de salud del paciente. También vemos lo relacionado con su vivienda, las escuelas para sus niños, su trabajo, el tema de la migración. Tratamos de hablar con los pacientes y de resolver sus problemas para que los resultados médicos tengan éxito. Si la gente no tiene donde vivir no tomará la medicina para la diabetes, digo a menudo. Todo es parte del trabajo muy integral que hacemos nosotros. Por eso no nos llamamos simplemente clínica. Somos un centro de salud de la comunidad.

W.H.: ¿Cuál será el destino del fondo que hoy entregó el HRSA?
M.G.: Esa suma se destinará específicamente a la parte técnica, para computarizar todos los programas que tenemos. Para hacerlo más fácil y más rápido y tener una base de datos con la que podamos verificar que de verdad están trabajando.

W.H.: Usted llamó al estrado a sus directores y colaboradores de Mary’s Center al recibir el premio, ¿por qué?
M.G.: Porque el premio es también para ellos. Es un equipo muy lindo, muy diverso, donde hay latinos, afroamericanos, asiáticos, blancos, de todo. Tenemos un ‘team’ muy diverso, totalmente entregado a nuestra comunidad.

W.H.: ¿Hay algunas restricciones para el uso de los fondos entregados hoy, por ejemplo para la gente indocumentada?
M.G.: Las subvenciones del gobierno federal no tienen usualmente ninguna restricción para la gente que está indocumentada. Obviamente hay programas como Medicaid, que tiene restricciones. Lo que debemos entender es que para nuestra comunidad la salud debe estar un poco fuera de la política, para que quienes estén en el gobierno vean, como dije hoy, que cuando aprueben sus políticas de salud se acuerden de lo que vieron hoy. No quiero ver a nadie del ICE o agentes de migración aquí. Pero insistí en separar la política de todo el trabajo tan excelente que hace este centro con nuestros pacientes, quienes merecen y deben tener este servicio, sea con la actual administración o con la próxima, como lo ha hecho durante 30 años.

W.H.: Durante la ceremonia fue presentada una paciente, a quien la clínica ayuda a recuperarse de su adicción a la heroína. Es un caso de resultado exitoso impresionante, ¿no?
M.G.: Como ese hemos tenido realmente muchos en estos 30 años. Esta paciente ya estuviera muerta si no fuera por el programa. Hicimos algo tan simple: tener la medicina, el programa y una buena relación con la paciente. Una persona afroamericana que tal vez pudo haber dicho, ‘ah, no quiero ese centro porque está lleno de latinos!’ Pero no. Al contrario, ella se siente mucho mejor aquí, porque es acogida y siente que la quieren y la apoyan. Porque la adicción usualmente pasa cuando las personas piensan que nadie les quiere y que están abandonadas.

W.H.: Usted habló de un centro de óptica en Mary’s Center. ¿Qué la impulsa a proyectarlo?
M.G.: Porque tenemos muchos niños que no se están graduando en tercer o cuarto grados, debido a que no pueden ver el tablero o pizarrón. Los padres no tienen suficiente dinero para comprar los anteojos y no califican para Medicaid porque son indocumentados. ¿Cuánto cuestan esos espejuelos? Por lo menos 200 a 300 dólares.

W.H.: ¿Planea entregarlos a un precio más cómodo?
M.G.: Lo más barato posible, aquí mismo, para que la gente los pueda escoger y tenerlos para sus niños.

W.H.: Como una líder reconocida, ¿qué le diría a la comunidad latina que hoy afronta muchas dificultades?
M.G.: Que no nos dejemos atemorizar por toda esta política y que sigamos adelante, porque vinimos a este país para lograr más de lo que tenemos en el nuestro. Tenemos que demostrar que no somos basura, que no somos criminales sino gente que queremos educarnos y que estamos orgullosos de nuestra propia cultura.