El Salvador luego de la beatificación

EDITORIAL

oda la nación evoca este lunes 25 de mayo a los soldados estadounidenses que murieron en combate y por ello se une a los miles de hogares –en buena proporción de nuestra comunidad- que han perdido a alguno de sus familiares en acción de servicio y en defensa de la libertad, la democracia y los derechos humanos.

El sábado 23 de mayo, El Salvador vivió un día histórico por la ceremonia de beatificación del arzobispo Oscar Arnulfo Romero, donde se reconoció la vida, pasión y muerte del dignatario eclesiástico como “mártir de la fe”.

El ahora Beato Romero fue asesinado de un tiro en el corazón mientras oficiaba misa el 24 de marzo de 1980, acción que dio inicio a una guerra civil que dejó más de 75 mil muertos y que llegó a su fin con la firma de un acuerdo de paz entre el gobierno y la guerrilla en 1993.

“La voz del nuevo Beato sigue resonando hoy para recordarnos que la Iglesia, convocación de hermanos en torno a su Señor, es familia de Dios, en la que no puede haber ninguna división… A esto es a lo que está llamada hoy la Iglesia en El Salvador, en América y en el mundo entero: a ser rica en misericordia, a convertirse en levadura de reconciliación», expresó el Papa Francisco.

Creemos que ese es el más grande milagro que produjo el Beato Romero ese día: lograr la unidad de todos los sectores del país centroamericano, inclusive de quienes hasta hace poco lo atacaban. Al respecto, se consideró muy valiente el gesto del hijo del mayor Roberto d’Aubuisson –señalado como el autor intelectual del crimen en un informe de la Comisión de la Verdad de Naciones Unidas-, al asistir a la ceremonia.

“Es un paso en el camino hacia la reconciliación… fue un gesto hermoso y habrá muchos más», señaló emocionado el arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas.

Quizás sea anecdótico, pero el extraño halo solar que apareció en el momento culminante de la beatificación de Romero puede convertirse en un símbolo de este mensaje de paz y reconciliación en la amada nación centroamericana.